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Where the world comes to study the Bible

El Diario del Pastor en la Red, Ed. Esp., Edición 6, Invierno 2013

Un ministerio de…

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Autor: Dr. Roger Pascoe, Presidente,
Email: [email protected]

I. El Mensaje Que Predicamos: La Verdad Sobre Cristo (1 Tim.3:14-15)

En la Parte I de la edición de otoño del 2012 del Diario del Pastor en la RED escribí sobre “El Mensaje Que Predicamos.” Me gustaría continuar con ese tema en esta edición. Hay hoy temas fundacionales sobre lo que predicamos - (1) predicamos el mensaje de la cruz (ver edición otoño 2012), y (2) predicamos la verdad sobre Cristo.

Lo que más necesita la gente hoy en día es la verdad. Hay demasiadas voces en el mundo, todas afirmando saber y enseñar la verdad, pero cada una contradice a la otra. Aún en nuestras comunidades cristianas, nuevas teologías y prácticas están surgiendo constantemente, cada una afirmando alguna nueva verdad o nueva interpretación de la verdad. No es de extrañar que las personas estén confundidas sobre en qué creer. De hecho, se preguntan si es posible conocer realmente la verdad. Pero Jesús dijo: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Jn. 8:32). Él también dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”(Jn. 14:6). Quizá es por eso que la verdad está tan difamada - porque el mundo no quiere a Cristo, quien es la Verdad. Pero es la verdad sobre Jesucristo la que cambia al mundo. Las personas a nuestro alrededor necesitan escuchar la verdad sobre Él. Y solo la oirán, si la predicamos.

Nuestro tema en este artículo es “Las verdades fundacionales de la iglesia.” En 1 Timoteo 3:14-16, el apóstol Pablo señala las verdades fundacionales sobre el Cristo que predicamos. En este pasaje, Pablo está instruyendo a Timoteo sobre el orden apropiado en la iglesia. Su punto es que la labor de la iglesia es ratificar la verdad en nuestra conducta y confesión (mensaje). Lo que hacemos y decimos tiene que ser apropiado con la naturaleza y el mensaje de la iglesia. La iglesia tiene que ser disciplinada y organizada, bajo el liderazgo de Cristo, la regla de nuestros líderes de la iglesia, y de acuerdo a la verdad.

Notemos primeramente que…

A. Nuestra conducta es regida por la naturaleza de la iglesia (14-15).

“Esto te escribo, ...para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios,” (14-15). “Esto te escribo” se refiere a lo que Pablo está escribiendo concerniente al orden en la casa de Dios - oración (2:1-7), el papel del hombre y la mujer en la adoración pública (2:8-15), y la moral y los requisitos espirituales de las ancianos y diáconos (3:1-13). Luego de mencionar “Esto te escribo”, él da una exhortación general sobre (1) la naturaleza de la iglesia (3:14-15) y (2) el mensaje de la iglesia (16)

1. La naturaleza de la iglesia es que ésta es la “casa de Dios” (15a). Es el lugar donde Dios habita con su pueblo. No es una institución, sino una familia. No es un edificio, sino un hogar. (cf. Ef. 2:18-22). El hogar de Dios está regido por una conducta apropiada. No nos podemos comportar de la manera que queramos en la casa de Dios. Tenemos que cumplir ciertos estándares morales, convicciones espirituales, y prácticas ordenadas que se ajusten a la casa de Dios y sean consistentes con quién es Dios. Así, la oración en público ha de tener ciertas características y enfoques, los líderes de la iglesia han de cumplir con ciertos requisitos, y la verdad ha de ser enseñada y defendida fielmente, porque la iglesia es la “casa de Dios”.

2. La casa de Dios es “la iglesia del Dios viviente” (15b). No es un lugar para la adoración de ídolos muertos de madera y piedra, sino el lugar donde el Dios viviente está presente con su pueblo. Es “morada de Dios en el Espíritu.” (Ef. 2:22, cf. 1 Tes. 1:9-10, He.14:15). Porque, Dios “no habita en templos hechos por manos humanas” sino entre su pueblo quienes son “el templo del Dios viviente” (He 17:24f.; 2 Co. 6:16). Cuando nos reunimos como congregación para adorar a Dios, damos una expresión práctica y visible de la verdad de que el Dios viviente está presente y es poderoso entre nosotros (1 Co. 14:25), por la manera en que oramos, por las canciones e himnos que cantamos, por nuestras lecturas de las Escrituras, nuestra predicación de la Palabra, por nuestros servicios de comunión, nuestros servicios bautismales, y nuestro compañerismo. Y nosotros extendemos Su presencia entre nosotros a través de la evangelización y las misiones en nuestra comunidad y en el mundo.

Porque Dios está viviendo y presente entre nosotros en su casa, tenemos que comportarnos de acuerdo a sus estándares, porque estamos bajo su escrutinio y estamos sujetos a su juicio.

No solo es la naturaleza de la casa de Dios la “iglesia del Dios viviente”, sino también...

3. La casa de Dios es “columna y baluarte de la verdad.” (15c). Quizá Pablo uso esta imaginería de una columna porque él sabía que la iglesia en Éfeso podía relacionarlo con el hermoso templo de la diosa Diana en esa ciudad, con sus 127 columnas de mármol, adornadas con joyas y revestidas de oro. Algunas veces nos podemos referir a alguien como pilar de la sociedad, un ejemplo excepcional de lo que debería de ser un ciudadano. De manera similar, Pablo dice, que la iglesia es el “columna de la verdad”. Como una columna soporta y eleva lo que está encima de ella, así la iglesia soporta y eleva la verdad para que todos la vean y la escuchen. A menudo los edificios públicos son conocidos por sus columnas impresionantes que simbolizan el carácter del edificio y lo que representan – su resiliencia, autoridad, y poder (p.ej. juzgados, edificios parlamentarios, catedrales). De manera similar, la iglesia se supone que sea una muestra impresionante de la verdad de Dios – su resiliencia, autoridad y poder. Como una columna, la iglesia levanta la verdad de Dios para que todos la vean y oigan.

Así como una base soporta la estructura de todo un edificio para darle estabilidad, fuerza, y un cimiento fuerte, así, Pablo dice, la iglesia es “el fundamento -Nueva Traducción Viviente- (la base) de la verdad.” La iglesia es la estructura de apoyo inconmovible que sostiene la verdad cuando está baja ataque, retiene la verdad cuando está bajo fuego de falsos maestros, pone el terreno firme sobre el cual la verdad descansa firmemente.

Entonces, la iglesia es ambas cosas, columna y cimiento de la verdad – la columna a nivel del suelo y el cimiento por debajo. Como “columna” de la verdad, la iglesia muestra la verdad de arriba, desde los tejados, al exponerla, enseñarla, predicarla públicamente, y al evangelizar a las naciones enérgicamente. Como “fundamento” de la verdad, la iglesia soporta la verdad desde abajo al seguir, obedecer, y vivir la verdad (Col.3:12-17) como la autoridad final para la fe y la práctica, al estudiar y enseñar y explicar la verdad (2 Tim. 2:15), y al afirmar y defender la verdad (Fil. 2:16). La iglesia es la piedra angular sobre la cual descansa la verdad.

Como la columna de la verdad, la iglesia es la proclamadora visible, majestuosa, gloriosa, pública, sin vergüenza de la verdad. Como fundamento de la verdad, es la defensora firme y sólida y quien soporta la verdad, la cual no se mueve ni cambia. Esta es la verdad que sostenemos y sobre la que nos apoyamos. Y que demanda un cierto código de conducta -conducta que debe reflejar nuestro mensaje. Después de todo, somos el pueblo de Dios, llevamos su naturaleza y carácter, somos su presencia en el mundo.

Nuestra conducta está regida por la naturaleza de la iglesia, que levanta el estandarte de la verdad como una columna gloriosa y que soporta la verdad como un firme fundamento. Entonces, el apóstol Pablo dice que nuestra conducta está regida por la “naturaleza” de la iglesia, y, observe también, que dice…

B. Nuestro mensaje (confesión) está regida por la verdad sobre Cristo.

El mensaje de la iglesia es llamado “la verdad,” de la cual la iglesia es la “columna” y “fundamento.” “La verdad” aquí es nuestra confesión de fe común, la suma y sustancia no negociable de nuestra creencia cristiana. La verdad es el “fundamento” sobre el cual la iglesia cristiana descansa y la “columna” que mantiene el mensaje cristiano. Es nuestro credo, si se quiere – lo que confesamos en nuestra predicación y enseñanza, nuestras canciones, nuestras oraciones, nuestros testimonios.

1. Nuestro mensaje es sobre el “gran misterio de la piedad.” “indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad “(16). La “Piedad” es la principal característica de la vida y conducta cristiana. Es la manifestación de Dios en nuestra conducta (14-15) y en nuestra confesión (16) -p.ej., lo que hacemos y decimos. Es un comportamiento apropiado de aquellos que mantienen “la verdad.” La fe cristiana es un “gran misterio,” dice Pablo, porque, aunque fue revelada en edades pasadas, es solo ahora en nuestra era de la gracia que se hace visible, tangible, una realidad comprensible en Cristo (Ef.3:1-7). El “misterio” es que Dios se ha manifestado a sí mismo en Cristo. Jesucristo nos ha revelado completa y perfectamente lo que antes estaba velado – esto es, la naturaleza y carácter de Dios. En Él conocemos a Dios. Él es la imagen del Dios invisible, la representación exacta de Dios (Heb.1:3). Jesucristo es Dios. Así, en Jesús vemos demostrada la “piedad” y en Él somos transformados en lo que Dios quiere que seamos. En Jesucristo el “misterio de la piedad” se hace claro. La “piedad” y la “verdad” fueron vividas a la perfección por Cristo. Su vida ejemplar es nuestra guía para la verdadera piedad. “La verdad” es, en esencia, la verdad sobre Cristo, quien es la Verdad y en quien Dios se revela plenamente. Así, el “misterio de la piedad” está perfectamente revelado en Jesús y reposa en el centro de la conducta de la iglesia y de la confesión (mensaje) de la verdad. “La verdad” que la iglesia confiesa y sostiene es el evangelio, “el misterio de la piedad,” que ahora está revelado en la persona, obra, vida, muerte y resurrección de Cristo. La piedad está arraigada en nuestro conocimiento e imitación de Cristo. Dios es plenamente conocido en Cristo de quien nosotros aprendemos la piedad.

Entonces, la iglesia está definida y formada por su relación con y su confesión de Jesucristo. ¿Cuál es la verdad sobre Cristo que es el centro del mensaje cristiano?

2. Nuestro mensaje es sobre la encarnación de Cristo.

a) Nuestro mensaje es sobre “Dios manifestado en carne” (16a). Cristo no llegó a existir en su encarnación. Él existe eternamente y, cuando vino a la tierra, voluntariamente se despojó a sí mismo de sus derechos y privilegios divinos, volviéndose completamente humano sin comprometer o ceder su total divinidad (Fil.2:6-8, Heb.2:14). Así es como Dios se manifestó a sí mismo a nosotros. De otra manera Dios hubiera sido por siempre un misterio para nosotros. Nuestro entendimiento de Dios hubiera sido por siempre velado, oscuro, y limitado a lo que vemos de la evidencia de Dios en la creación y en nuestras conciencias. Pero, por medio de la autorrevelación de Dios en Cristo, lo conocemos personalmente, íntimamente y como redentor. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad” dice Juan (Jn. 1:14). El que dijo “Yo soy la verdad” nos reveló la verdad sobre Dios porque Él es Dios. Él es Emanuel, “Dios con nosotros,” porque Él fue enviado por Dios para hacernos conocer a Dios.

El “Verbo fue hecho carne.” Él nació de una virgen por el Espíritu Santo, a su naturaleza divina le añadió la forma humana y habitó entre nosotros, identificándose con nosotros en nuestras circunstancias y fragilidad humana. Porque, “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (Heb. 2:17-18). El apóstol Juan dice, les declaramos al que hemos visto, oído, y tocado (1 Jn. 1:1-3).

Nuestro mensaje es sobre la encarnación de Cristo, quien es “Dios manifestado en carne” y…

b) Nuestro mensaje es sobre la vindicación (justificación) de Cristo. “Cristo fue vindicado (justificado) por el Espíritu” (16b). Ser “vindicado” significa ser limpiado de acusación, ser justificado por evidencia o argumento, ser defendido de la oposición. Si la manifestación en carne de Cristo habla de su humanidad, entonces la vindicación por el Espíritu habla de su deidad. Él fue vindicado por el Espíritu en su bautismo cuando el Espíritu lo ungió para el ministerio. Él fue vindicado por el Espíritu a través de sus obras cuando realizó milagros por el poder divino. Él fue vindicado por el Espíritu en su resurrección cuando fue levantado de la muerte (Rom. 1:4; 8:11; Ef. 1:20). Esa fue una vindicación completa de quien él decía ser y en verdad era - el Dios-hombre perfecto y sin pecado. Esta fue la confirmación completa de su rectitud, de la aceptación completa de su sacrificio perfecto, la vindicación completa de que él era Dios manifestado en carne.

Entonces, nuestro mensaje es sobre la encarnación de Cristo - que él fue manifestado en carne y vindicado en el Espíritu. Ahora observemos que…

3. Nuestro mensaje es el testimonio sobre Cristo.

a) Hubo testimonio de los ángeles sobre Cristo - “Fue visto por ángeles” (16c). El que fue hecho menor que los ángeles por el sufrimiento de la muerte (Heb.2:9) fue observado por ellos. Ellos sabían quién era él, lo observaron de cerca desde el principio hasta el final de su vida, y ellos dieron testimonio de él.

i) Los ángeles lo vieron en su nacimiento

… en el que dieron testimonio que él era Dios encarnado. Por eso fue que el ángel le dijo a José: “no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mat. 1:20). Es por eso que el ángel le reveló a María: “El santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lc. 1:35).

… en el que dieron testimonio que era el Rey eterno. Por eso el ángel le dijo a María: “Este será grande, y será llamado el Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lc. 1:32-33).

… en el que dieron testimonio que él era el Salvador prometido. Por eso fue que ellos lo proclamaron a los pastores: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lc. 2:11). Por eso fue que el ángel le dio instrucciones a José que lo llamara Jesús “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mat. 1:21).

ii) Los ángeles lo vieron en sus tentaciones

… en donde ellos dieron testimonio al venir a él en el desierto y “le servían”. (Mt. 4:11; Mc. 1:13).

… en donde un ángel dio testimonio al fortalecerlo en su agonía en el jardín (Lc. 22:43).

iii) Los ángeles lo vieron en su muerte y estuvieron listos para librarlo. Por eso fue que Jesús dijo: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” (Matt. 26:53).

iv) Los ángeles lo vieron en su resurrección, cuando la piedra fue quitada (Mt. 28:2). Por eso fue que ellos pudieron decirles a las mujeres en la tumba: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.” (Lc. 24:4-7).

v) Luego, los ángeles lo vieron en su ascensión. Ellos les dijeron a los discípulos: “¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (He. 1:10-11).

vi) Finalmente, los ángeles lo vieron en su glorificación. Y le adoraron diciendo: : “El Cordero que fue inmolado es digno” (Ap. 5:12).

El mensaje de la iglesia es el testimonio sobre Cristo. Hubo el testimonio de los ángeles sobre Cristo y…

b) Hubo el testimonio de la gente sobre Cristo. Cristo fue “predicado a los gentiles” (16d). Él no solo fue visto por seres celestiales, sino también fue escuchado por los seres humanos. Jesús instruyó a sus discípulos: “me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (He. 1:8). La verdad sobre él, que había sido declarada por Dios el Padre (“Este es mi Hijo amado”) y por los ángeles habría de ser proclamada por sus discípulos “a los gentiles”. Y esa es también nuestra misión y nuestro mensaje. De quien se burlaron, al que azotaron, condenaron, y crucificaron es el que predicamos a las naciones. “a quien anunciamos,” dice Pablo (Co. 1:28). “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.” (1 Cor. 1:23-24; cf. 1 Cor. 2:2).

El mensaje de la iglesia es la verdad sobre Cristo - la encarnación de Cristo y la vindicación de Cristo. El mensaje de la iglesia es el testimonio sobre Cristo - el testimonio de los ángeles y el testimonio de las personas. Por último…

4. Nuestro mensaje es sobre la respuesta a Cristo.

a) Hubo respuesta en la tierra. Cristo fue “creído en el mundo” (16e). El resultado de la proclamación del evangelio fue que las personas creyeron el mensaje - En Pentecostés fueron salvados 3.000 y el movimiento se esparció por toda Judea, Samaria, y las naciones de los Gentiles, así que ambos, judíos y Gentiles creyeron en él. En el mundo, los judíos creyeron en él, ya que “también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (Hc 6:7). En el mundo, los Gentiles creyeron en él, ya que “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor,” (Hc 13:48; cf. 17:12).

La iglesia proclama la verdad sobre la respuesta a Cristo- hubo respuesta en la tierra, …

b) Hubo respuesta del cielo. Cristo fue “Recibido arriba en gloria.” (16f). Esta fue la finalización de su ministerio terrenal. Él fue exaltado a la diestra de Dios - el lugar de poder, el lugar de intercesión y defensa por su pueblo. Los hombres lo odiaron, lo golpearon, lo crucificaron, lo rechazaron, y lo enterraron, pero Dios lo levantó y lo recibió arriba “en gloria.” El fin de su vida no fue muerte y humillación sino ascensión y gloria. .

Conclusiones. La labor de la iglesia es mantener la verdad en nuestra conducta y nuestra confesión (mensaje). Nuestra conducta está regida por la naturaleza de la iglesia - somos la casa de Dios, la iglesia del Dios viviente, la cual es la columna y fundamento de la verdad. Y nuestro mensaje está regido por la verdad sobre Cristo - verdad que audazmente mantenemos y proclamamos, la verdad de que él fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los Gentiles, creído en el mundo, y recibido arriba en gloria, desde donde regresará de nuevo.

Esta es la verdad que predicamos - la verdad sobre la encarnación de Cristo, la verdad de su ministerio, la verdad sobre su muerte, resurrección, ascensión, y glorificación. Este es el mensaje que predicamos - la verdad sobre la figura central de la historia mundial, cuya vida, enseñanzas, y obras han dividido al mundo, la verdad sobre el testimonio universal de quién es Cristo y cómo él ha cambiado el mundo, la verdad de quién la iglesia es la columna y cimiento.

Nuestro objetivo es mantener y proclamar este mensaje para glorificarlo por quién él es, obedecer su gran comisión, y traer a otros a una relación transformadora de vida con él. El gran objetivo de la iglesia es ser la columna y cimiento de la verdad a través de nuestra conducta y nuestra confesión, para que a través de nuestra conducta (que refleja la naturaleza de la iglesia - la casa de Dios) y a través de nuestra confesión (que refleja el mensaje de la iglesia - la verdad de Dios) otros adopten la persona de Cristo, lleguen a conocerlo, amarlo, seguirlo, y servirlo.

Ojalá busquemos ser predicadores fieles de la verdad que confesamos, a medida que proclamamos, defendemos, y mantenemos nuestro mensaje concerniente a la verdad de Cristo.

II. Liderazgo: Siendo Un Modelo A Seguir Devoto “Tu Santidad Personal”

Ser santo significa ser apartado para la adoración y servicio de Dios, ser sagrado, puro, consagrado a Dios. ¿Cómo podemos ser santos en una cultura que, por ejemplo, aprueba las relaciones entre el mismo sexo y el sexo por fuera del matrimonio? No puedes conducir por la ciudad sin ver una propaganda conteniendo un mensaje sexual o profano. No puedes ver un comercial de televisión sin avergonzarte u ofenderte. Entonces, ¿cómo pueden los cristianos vivir de tal manera que amemos lo que Dios ama y odiemos lo que Dios odia?

John Owen es alguien que vivió una vida santa. En “A Godward Life,” John Piper escribe que John Owen probablemente fue el mayor pastor y teólogo entre los Puritanos en Inglaterra, siendo influyente en la política, en las denominaciones, en la teología, en la academia, a nivel pastoral, y a nivel personal. A pesar de su vida extremadamente ocupada y trágica (tuvo once hijos, diez de los cuales murieron siendo jóvenes, seguido por la muerte del décimo primero cuando era un adulto joven), su pasión era la santidad personal. Dijo, “El deseo de mi corazón para Dios y el diseño principal de mi vida…son.. que la santidad universal sea promovida en mí mismo y en los corazones y acciones de otros,” John Piper continúa: “No muchos líderes hoy en día fijan el objetivo de sus vidas en términos de la santidad. Más y más líderes abiertamente confiesan que su santidad personal no es importante para su actuación pública…ese no era el caso con John Owen. Lo maravilloso, poderoso, y hermoso de su vida pública era la constante de su comunión personal con Dios en pureza y gozo… [La] clave de la pureza y santidad, la clave para la efectividad duradera en toda la vida [es una] contemplación constante de la gloria de Cristo.” (John Piper, “A Godward Life,” 124-125)

De alguna manera somos como todos los otros cristianos - estamos en una travesía en la cual todos nos volvemos más como Cristo. Pero en otro sentido, somos líderes cristianos que se nos demanda ser modelos de la moralidad y estilo de vida cristiana al ser “irreprensible” (s) (1 Tim. 3:2), al caminar como Jesús lo hizo (1 Jn. 2:6), al hacer morir los deseos de la carne (Ro. 8:13), al caminar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne (Ga. 5:16), al despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre (Ef. 4:22-24), al crucificar la carne con sus pasiones y deseos (Ga. 5:24).

Por lo tanto, estamos llamados a practicar…

A. Pureza En La Conducta.

Estamos llamados a ser puros: “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos” (1 Pe. 1:15-16; Lv. 11:44). La pureza es un pre requisito para tener comunión con Dios, para ser llenos del Espíritu, para la credibilidad en tu vida personal, para el poder en la predicación y el liderazgo. Una de las áreas clave a proteger es la pureza sexual.

1. Pureza en la conducta sexual.

Observemos estos pasajes…

“sé ejemplo de los creyentes… en pureza.” (1 Tim. 4:12).

“3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 7 No seáis, pues, partícipes con ellos. 8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto.” (Ef. 5:3-12)

“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” (Heb. 13:4).

Somos muy vulnerables a los estándares morales de nuestra cultura, sin importar si eres viejo o joven, o un líder en la iglesia, o un cristiano en tu lugar de trabajo. Los pastores y líderes cristianos son particularmente vulnerables porque algunas mujeres se sienten atraídas por ellos por su posición pública y por su comunicación. Al aconsejar mujeres, los pastores y líderes cristianos están expuestos a intimidades que los hacen susceptibles de ser atraídos hacia y por otras mujeres. Así que, no dejes que nadie del sexo opuesto penetre tu guardia. No te permitas ser vulnerable a la tentación. Tienes que ser conocido como alguien que es sexualmente puro, alguien que está completamente comprometido a tu esposa. (si eres casado).

Si quieres ser un cristiano de influencia, tienes que ser “irreprensible(1 Tim. 3:2). Ser irreprensible en conducta en el área sexual significa, en palabras de Pablo, ser “marido de una sola mujer,” (1 Tim. 3:2; Tit. 1:6). Esto implica que seas un “hombre de una sola mujer” p.ej. que tengas ojos y deseos para nadie más que tu esposa.

Has de la pureza sexual una prioridad en tus oraciones, que Dios te mantenga puro. Fallar en esta área es violar la confianza como pastor del pueblo de Dios. Fallar en esta área crea caos en tu vida. Se supone que has de proteger la grey de Dios, no exponerla al peligro. Se supone que seas fiel a las necesidades de la grey, no traicionarla.

Ni siquiera estes cerca de profanar tu relación con el sexo opuesto. No animes a alguien más allá de lo que es debido. Una violación de esta confianza pone todo tu ministerio y testimonio en riesgo - tu credibilidad, tu integridad, tu confiabilidad como líder.

Sea que seamos pastores o líderes laicos, Satanás quiere ganar ventaja sobre nosotros. Él lo hace al ponernos trampas, particularmente cuando estamos bajo estrés, desánimo, o soledad. Cuando estás desanimado con el ministerio o la vida cristiana, el peligro de la caída moral se vuelve menos amenazante para ti, por lo tanto, más posible.

Entonces, protégete de la tentación sexual. ¿Cómo lo puedes hacer? Te puedes proteger de ceder a la tentación sexual al construir cercas. ¿Qué quiero decir con eso? Construir límites en tu vida que te ayudarán a protegerte de tu tentación sexual e impureza. Por ejemplo, (1) crea en tu rutina una actividad recreativa que reduzca la presión del día a día, (2) pasa tiempo con tu esposa, (3) nunca te reúnas con personas del sexo opuesto a puerta cerrada, ni en tu oficina ni en un edificio vacío, (4) toma vacaciones, (5) descansa lo suficiente, (6) no veas películas que te exciten sexualmente. Pregunta: ¿Qué otras “barreras” hay?

Puedes protegerte de ceder a la tentación sexual al considerar las consecuencias potenciales de una relación o conducta sexual inapropiada. Considera la consecuencia de perder el respeto de tus hijos. Considera las consecuencias para tu matrimonio, familia, y ministerio. Considera las consecuencias para la congregación que lideras - como el sentimiento de traición, desconfianza, o la tentación a seguir tu ejemplo. Considera la consecuencia de entristecer al Señor quien murió para salvarte del pecado. Considera los recuerdos que te van a perseguir por el resto de tu vida.

Te puedes proteger de ceder ante la tentación sexual desarrollando relaciones apropiadas. José consideró su relación con Potifar y Dios más importante que el placer transitorio (Gn.39) Él mantuvo su relación con y su respeto por Potifar - “Y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer;” - y él mantuvo su relación con y su respeto por Dios - “¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (39:9). Esto protegió a José en un momento de vulnerabilidad extrema a la tentación sexual.

Puedes protegerte de ceder ante la tentación sexual actuando madura y responsablemente. La conducta sexual inapropiada es el producto de la inmadurez e irresponsabilidad. De nuevo, en el ejemplo de José, él actuó con madurez, responsable y sabiamente respecto a su empleador y su trabajo.

Te puedes proteger de ceder ante la tentación sexual, desarrollando y fortaleciendo tu propio matrimonio (si estás casado). Esta es probablemente la mejor manera de guardar tu pureza sexual. Así que asegúrate de pasar tiempo con tu esposa y amarla profundamente. Asegúrate de que las mujeres (si eres un hombre) sepan que tu esposa es la #1 en tu vida. Mantén a todas las demás mujeres a distancia.

En la próxima edición de este Diario, continuaremos nuestro estudio sobre este asunto de la pureza.

III. Bosquejo de Sermón

He estado publicando una serie de bosquejos de sermones sobre las siete obras sobrenaturales de Jesús como aparecen en el evangelio de Juan. En la última edición de El Diario Del Pastor En La Red, publiqué un bosquejo del último sermón de esa serie. Ahora vamos a comenzar una nueva serie de bosquejos de sermones sobre los siete diálogos (o discursos) importantes en el evangelio de Juan.

Título: El diálogo de Jesús con Nicodemo, Pt. 1, Juan. 3:1-8

Asunto: Entrando al Reino de Dios

Punto #1: ¿Cuál es la clave para entrar al Reino? (2-3)

1. El reino de Dios tiene ambos aspectos, espiritual y físico

2. Entrar al reino se basa en el principio espiritual del nuevo nacimiento

Punto #2: ¿Cómo se lleva a cabo este nacimiento espiritual? (4-8)

1. El nuevo nacimiento espiritual se lleva a cabo a través del “agua y el Espíritu” (5)

2. El nacimiento espiritual es completamente diferente del nacimiento físico (6)

3. El nacimiento espiritual es la llave universal para el Reino (7)

4. El nacimiento espiritual es como el viento (8)

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