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Where the world comes to study the Bible

7. El Trabajo de Cristo

Parte 1:
El Cristo de la Cruz:

Galatas 6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

En el pasaje de arriba en Galatas, Pablo se oponía a los falsos maestros que habían pervertido al Evangelio al dejar fuera el mensaje esencial de la Cruz substituyéndolo con un regreso a las leyes ceremoniales Judías. Se gloriaban en la carne, en la religión del hombre, no en la fe de las Escrituras, no en la Cruz de Cristo. Pablo dice que lo hicieron por su amor al mundo y por el miedo al los hombres.

Entonces hoy en día, los falsos maestros de las nuevas herejías han ignorado, negado, desviado y pervertido el mensaje de la Cruz, y lo han hecho por las mismas razones. Un Salvador Crucificado, muriendo por los pecados reales, de gente real no es popular. Nos hace encarar nuestro pecado, y admitir su fealdad. Nos trae cara a cara con nuestra inhabilidad espiritual, y con lo profundo de la oscuridad de nuestras almas. Él requiere de nosotros que tomemos nuestra propia cruz, para negarnos a nuestros deseos egoístas y vivir para Él como Él murió por nosotros. Este no es el Evangelio de comodidad y placer que la gente busca para aliviar sus egos lastimados. Para el creyente hoy en día, debemos de gloriarnos en la Cruz—en el verdadero, acto bíblico, el hecho, la doctrina, y un estilo de vida que emana de la Cruz, y debemos vivir en referencia al mundo de la manera que Pablo lo describe aquí—el mundo es crucificado a nosotros, y nosotros al mundo. Debemos de hacer una serie de preguntas provocativas acerca de nuestra fe:

    · ¿Cual es el acto esencial, Hecho, Mensaje, Significado y Poder de la Fe Cristiana?

    · ¿Qué es mucho más importante que la terapia, milagros, salud, riqueza, amor propio, o políticas correctas?

    · ¿Cual evento es la cuna, o el evento central de la historia del universo?

    · ¿Cual evento fue la más importante batalla que se halla peleado y ganado en toda la historia del tiempo?

    · ¿Cuál acto sobrepasa a todos los actos que se hallan hecho alguna vez, aún a la misma creación?

    · ¿Cuál acto glorioso demuestra la ira, justicia, soberania, verdad, amor, misericordia, y poder de Dios simultáneamente?

    · ¿Cuál acto supremo, misterioso, glorioso, impresionante de Dios es la única razón por la cual su gente esta el día de hoy, completa, salva, y testificando la grandeza de Dios?

Ese acto, hecho, mensaje, significado y poder de nuestra fe es este (y debemos personalizar estas declaraciones para darles todo el impacto de sus bases Bíblicas):

    · El Creador Todopoderoso, Jehová Dios Mismo, Dios el Hijo, se hizo carne por mi.

    · Este Dios-Hombre vivió una vida perfecta por me.

    · Este Perfecto Cordero de Dios demostró Su propio poder sobre la naturaleza, el pecado, Satanás, enfermedad, y la muerte por mí.

    · Este Gobernador del Universo, Encarnado, fue arrestado, golpeado, torturado, condenado en un tribunal, y colgado en una cruz por mí.

    · Este Substituto sin pecado tomo mi pecado, sufrió el equivalente al infierno eterno, y entregó su propia vida por mí.

    · Esta Fuente de Vida se levantó de entre los muertos por mí.

    · Este es el mensaje del Trabajo de nuestro Salvador en la Cruz—LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO ES LA CRUZ DE CRISTO.

Lo pecaminozo del ser humano

Nuestro texto en Galatas dice, “Dios prohíbe que yo me glorié, excepto en la cruz de Cristo.” Antes de que podamos adentrarnos en la hermosura del divino sacrificio por nosotros, debemos preguntar—“¿Porque?” ¿Qué hizo que la Cruz fuera necesaria? La respuesta es, “nuestros pecados la hicieron necesaria.” En estos tiempos despreocupados de “psico-palabras” con su evasión de culpa, culpabilidad, y responsabilidad personal, cuando la respuesta usual a cualquier investigación es la trillada “Todos cometemos errores,” El pecado no es un concepto popular. De hecho, hasta en nuestros círculos dentro de la iglesia, lo pecaminoso de la humanidad es una de las verdades más ignoradas. Necesitamos “ser sanados,” necesitamos “consejería,” necesitamos todo tipo de remedios terapéuticos, pero bastantes predicadores y maestros evitan la primera cosa que tenemos que hacer—encarar el hecho de nuestra naturaleza pecaminosa. La Biblia es muy clara acerca de la naturaleza universal del efecto del pecado sobre la raza humana, como lo vemos en estos ejemplos:


Romanos 3:10-11, 23 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno…No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios… por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios

Romanos 3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

Y, fueron nuestros pecados los que hicieron necesaria la Cruz. Nuestros primeros padres fueron creados santos y sin pecado, pero con la habilidad de escoger. En el Jardín del Edén, nuestros primeros padres escogieron revelarse contra las reglas de Dios. La Biblia enseña que Adán, como el representante y cabeza de la primera familia, nos heredó dos cosas a nosotros sus hijos.

    · Primero, tenemos una naturaleza de pecado heredada. Comenzamos a pecar en el momento que nacemos (Salmos 58:3) —cualquier padre puede decirte que no tienes que enseñar a tu hijo a pecar, viene de forma natural.

    · Segundo, heredamos la culpa del pecado de nuestro representante, Adán (Romanos 5:12). Tan sólo esto nos condena, y agregamos a esa culpa nuestras propias acciones tan pronto entramos al mundo. Pero aún peor, ¡nuestra naturaleza de pecado nos hace impotentes para cambiar nuestra propia situación! Debido a nuestra depravación innata, estamos espiritualmente ciegos (2 Corintios 4:3-4; 1 Corintios 2:14); estamos espiritualmente muertos (Efesios 2:1-5); no podemos venir a Dios bajo sus términos, (Juan 6:44, 65), y no vendremos en nuestra naturaleza humana, no queremos venir a Dios ni hacer su voluntad (Juan 5:40).

La realidad es—por culpa de nuestros pecados, ¡ESTAMOS COMPLETAMENTE PERDIDOS SIN CRISTO! De acuerdo a los estándares de la ley de Dios, solo los justos verán el cielo, y nosotros no somos justos, ¡porque la definición de justo para Dios es perfección! ¡Sin la Cruz estamos en un estado impotente y sin esperanza!

La Naturaleza de la Cruz

La naturaleza de la Cruz es que Cristo murió como substituto, una Santificación, y una Propiciación—Él desvía la ira de Dios de los que merecen ser consumidos por esa ira. El Cristo de la Cruz es nuestro Substituto. El término teológico para esto es Expiación Substitucionaria, y es uno de los aspectos más importantes de la doctrina de la Cruz. Cristo realmente murió en lugar de los pecadores—Él específicamente tomo el castigo que debió haber sido de ellos (2 Corintios 5:21; Isaías 53:5; 1 Pedro 3:18).

¿Como puede ser esto posible, que la muerte de Uno logre tal cosa? Es posible porque Él es infinito—Él es Dios, y Su sacrificio de sangre es de valor infinito. Sus horas de agonía comenzaron en el jardín la noche antes de la crucifixión, y culmino con su muerte en la cruz cuando Dios Padre abandonó a Dios Hijo, mientras el Hijo cargaba con nuestros pecados. Su sacrificio por nosotros como nuestro substituto fue el equivalente a todos aquellos que creerían en Él (o en aquellos que habían creído en Su promesa estaba por venir) sufriendo castigo eterno. Él soportó todo eso en lugar nuestro. El Cristo de la Cruz es nuestra Satisfacción (de los mandatos de la Ley). El mandato de la Ley de Dios es perfecta obediencia a Su Ley—Cristo es el Único que vivió que cumplió con ese mandato. La ley de Dios ordena castigo justo para aquellos que pecan—él cumplió con esa orden también. La ley ha sido cumplida—es satisfecha.

Contrario a los “dioses” de las religiones del mundo, que ignoran el pecado o lo perdonan caprichosamente, el Dios de la Biblia puede declarar que todos los mandatos de Su ley han sido cumplidos. (Galatas 3:13; Romanos 3:31; Colosenses 2:13-14). El Cristo de la Cruz es nuestra Propiciación. Esta palabra teológica es muy importante. Significa que Cristo desvía la justa ira de Dios contra nuestros pecados y rebelión. (Romanos 1:17; 3:25-6, Romanos 5:6-9). Cristo lo ha hecho todo por medio de su sacrificio para nuestro beneficio—Como los viejos escritores de himnos han dicho:

¿Qué puede limpiar mi pecado? – Nada, ¡Solo la sangre de Jesús!
¿Quien me puede darme plenitud? – Nadie, ¡Solo la sangre de Jesús!

Hay una fuente llena de sangre de las venas de Emmanuel,
y los pecadores hundidos en ella pierden todos sus pecados.

¿Y puede ser que yo, me beneficie de la sangre de Salvador? ¿Murió El por mí que causé Su dolor, por mí, quién a la muerte le envió? ¡Asombroso Amor! ¿Cómo puede ser, que Tú, mi Dios, mueras por mí?

Así es, creyente, como el texto en Galatas 6 dice, ¡¡¡nos gloriamos en la Cruz!!! ¡PERO ESE SOLO ES LA MITAD DEL TEXTO!

La otra mitad del texto dice “POR QUIEN EL MUNDO ME ES CRUCIFICADO A MI, Y YO AL MUNDO.” Para el apóstol Pablo, y para cualquier creyente constante, la Cruz de Cristo es lo que gobierna la vida. Nuestros sentimientos del mundo, nuestra relación con él, nuestro caminar en él, y nuestra creciente separación de su control sobre nosotros es determinado por la Cruz. De acuerdo a Pablo, el mundo estaba muerto—los elogios, los avances, la aprobación del mundo no eran importantes. Para el Apóstol, como para todo creyente, el mundo no era el verdadero hogar—pero contrario a muchos de nosotros, él lo sabia, y lo vivía. Pablo demostró su lealtad a la regla de la Cruz. Él había tomado decisiones en su vida; había escogido la verdad del Evangelio sobre herencia familiar, tradición, y riquezas.

Filipenses 3:3-10 “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

Como John Brown de Edimburgo dijo, que “… nosotros vemos el sistema del mundo como crucificado, maldecido, inútil, sin influencia de ninguna clase, sin importancia alguna para nosotros. El mundo no es para ser deseado, escuchado, seguido, o adorado.”


1 Juan 2:15-17 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

La segunda mitad del texto que encabeza este capitulo dice, “…Y yo al mundo.” ¿Qué significa el ser crucificado al mundo? ¿Significa esconderse en un desierto, y dejar a la humanidad atrás, o hacerse algo así como recluso? De ninguna manera, es cuestión de tu estado mental y tu estilo de vida mientras vives en la sociedad humana. Como John Brown dice, “…si estoy siguiendo a la Cruz, y predicando la Cruz, y si la Cruz de Cristo y los caminos del señor son primero en mi vida, entonces he sido crucificado al mundo. Es cuando ellos me ven como execrable, muerto, inútil, sin influencia, sin importancia, etc.” Quizás no todo el mundo nos vea de esta manera, pero al darse cuenta de lo que nos molesta, comenzarán a admirar a la Cruz y se sentirán atraídos a Cristo, o nos verán como tontos.

Los hombres que predican la Cruz con palabras, y con su forma de vivir no serán queridos por mucha de la gente de este mundo, o del sistema de este mundo. Las mujeres que ordenan sus hogares, sus propias prioridades, sus amistades, y que educan a sus hijos de acuerdo a las enseñanzas de la Escritura no serán elogiadas o sus vecinos. La gente joven que vive para Cristo, que escucha lo que la Biblia tiene que decir acerca de la verdad, y que rechazan la filosofía mundana que se enseña en escuelas publicas y universidades será vista como rara, y serán rechazados por los expertos del “buen gusto.” Un predicador que predica lo que la Biblia tiene que decir, que no le importan las opiniones de las multitudes, o de las autoridades civiles o religiosas, no será aclamado por los príncipes de este mundo. Una iglesia que se esfuerza por la verdad y es ferviente al enseñar el Evangelio y al ministrar a los perdidos no será popular con los enemigos de la Cruz, aunque esos enemigos digan que son amigos. Gente de Dios, Cristo nos llama a vivir para Él, si es necesario a morir por Él, y seguirlo en todo.

Parte 2:
El Cristo Resucitado

Los profetas y fundadores de las religiones del mundo están muertos—muchas veces, sus tumbas son altares. Las grandes pero retorcidas mentes que concibieron las filosofías humanistas que han dominado al siglo 20 también están muertas. La mayoría de los científicos e inventores que dejaron los cimientos para los milagros tecnológicos del siglo 20 también están muertos. La muerte es el camino del ser humano, como la Biblia dice, “está establecido para los hombres que mueran una sola vez…” Todos debemos dejar esta vida, y nunca regresamos—todos, excepto Uno. El grito de gozo victorioso en la iglesia Cristiana es, “¡Cristo resucito!” Y con el mismo gozo la respuesta a ese grito de victoria, “¡Él verdaderamente resucitó!” Así se han saludado los creyentes el domingo de Resurrección por 2,000 años, ¡y así nos saludaremos hasta que Él regrese!

La resurrección de Cristo Jesús de entre los muertos el otro lado de Su muerte en la Cruz—como Pablo lo dice en Romanos 4:25, “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” Cristo Jesús fue crucificado en lugar nuestro— El cargó con nuestra pena, tomó nuestros pecados sobre El Mismo, y dio Su vida por nosotros. Pero en la Resurrección, esta la prueba de que Dios acepto el Sacrificio de Su Hijo. “…que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: Jesús Cristo nuestro Señor.” (Romanos 1:4) Como Pablo lo deja en claro en su hermosa y poderosa defensa de la doctrina de Resurrección en 1 Corintios, “…y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.” (1 Corintios 15:17) Sin el Resucitado Salvador, el Cristianismo es inútil y absurdo.

Ten piedad en esos teólogos liberales que, o no creen en la resurrección literal, o usan filosofía existencial para decir que no es importante si la resurrección fue literal o no—no tiene sentido tener un “Cristianismo” sin un Cristo resucitado.

La Biblia enseña que Su resurrección fue literalmente una resurrección corporal. No era un fantasma; su resurrección no fue “espiritual” solamente; Su resurrección no fue una historia en la celebración de la vida, o cualquier otra cosa sin sentido. Él literalmente se levanto de la tumba en un cuerpo que era real y físico. Podías tocarlo, Él fue reconocido por los que le conocieron antes de su crucifixión y aún tenia las cicatrices de su tormento, Lucas 24:36-42 nos dice como apareció a dos de Sus seguidores; en verdad, cada uno de los Evangelios tiene incidentes basados en hechos de Su resurrección y sus apariciones después. La resurrección es mencionada e insistida a través del Nuevo Testamento, pero como dijimos arriba, el pasaje más importante para nosotros para entender su significado esta en 1 Corintios 15—todo el capitulo, pero el corazón del capitulo son los versículos 12-25:

Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

Cristiano, tu sirves a “un Salvador resucitado,” como dice un himno favorito, y otra canción exalta, “Porque Él vive,” tu puedes vivir tu vida confiado en que su sacrificio por ti ha sido aceptado, y Él siempre está ahí para ayudarte cuando lo necesites. Si, “¡Cristo ha resucitado!” ¡Verdaderamente ha resucitado!

Parte 3:
El Cristo que Vendrá

Era tarde en la noche y la biblioteca del seminario estaba cerrada. Un joven gordito como de 27 años recogió sus notas y sus libros, los puso en un viejo portafolios, y salio por la puerta apenado. El joven, llamémoslo Mike, que cursaba su tercer año de seminario, estaba completamente confundido por primera vez en toda su vida Cristiana. Un curso requerido, “Escatología” (el estudio de las últimas cosas, o el final de los tiempos) estaba acabando con él. Mientras estudiaba las opiniones en conflicto de los grandes eruditos de la Biblia, estaba completamente asombrado de cómo estos hombres que estaban de acuerdo en tantas otras cosas, tenían tantas diferencias en este tema. Mientras caminaba lentamente por el pasillo, espió al viejo John. El viejo John era el conserje del edificio, un hombre negro que parecía ser muy distinguido con la reputación de un fuerte creyente. John había acomodado un banco sobre su carrito, y cuando era tiempo de descansar, estacionaba su carrito donde estuviera, se sentaba en el banco, sacaba su termo de café y su Biblia, y se ponía a leer. A mike le gustaba hablar con John, como a muchos otros estudiantes. Con sus muchos años caminando con el Señor, era un buen consejero sobre los problemas prácticos de la vida. Cuando Mike y John se saludaron, el joven vió que Mike estaba leyendo el libro de Apocalipsis—que era en ese momento el dolor de cabeza de Mike. “John, veo que estas leyendo el libro de Apocalipsis. ¡Ese libro me está volviendo loco! Todos los grandes maestros de la Biblia enseñan tantas cosas diferentes sobre él, y no es nada claro para mí. John, dime, de que crees que trata este libro.” El viejo John abrió la última parte del libro, leyó el último capitulo en voz alta, luego miro sonriendo al estudiante. “Joven predicador, ¡el significado del libro de Apocalipsis es que Jesús es Vencedor!”

Ningún tema es más confuso para el creyente que el fin de los tiempos. Mi amigo, “Mike,” en la historia anterior, no era el único confundido. En este siglo, posiblemente se ha escrito más sobre el significado del Libro de Apocalipsis y la teología del fin de los tiempos que en ningún otro tema de la fe. Muchos grandes maestros de la Biblia que están de acuerdo en prácticamente todo lo demás, están en total desacuerdo en cuanto a estos doctrina—muchos maestros hablan de este tema como si no hubiera duda sobre el escenario exacto, pero no están de acuerdo en el último. Este libro no tratará con las controversias; ni siquiera definiremos las controversias, pues hay muchos libros enfocados a eso. Lo que haremos es definir los requerimientos ortodoxos básicos para una hermosa y vital doctrina que se pierde en las discusiones sobre algunas cosas en particular. Definiremos los mínimos absolutos de la doctrina ortodoxa, nada más.

Cristo Regresará

La segunda venida de Cristo es la piedra angular de la doctrina Bíblica. No es posible ser considerado ortodoxo y evangélico al menos que creas que Jesús regresará. Nuestro Señor lo prometió, los apóstoles lo confirmaron, y todo el libro de Apocalipsis lo celebra. A continuación solo algunos ejemplos de los versos que establecen este hecho.

Juan 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

Mateo 26:64 “Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Lucas 21:27 “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.”

El regreso de Cristo será visible. No vendrá en secreto; Él no vendrá “místicamente,” o solo a aquellos que tienen ojos para Él. Toda la humanidad será testigo de Su regreso, y aquellos que no le pertenecen serán horrorizados.

Hechos 1:11 “Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”

Mateo 24:29-30 “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.”

La Segunda Venida de Cristo será en Cuerpo. No vendrá “espiritualmente,” Él regresará en Su Cuerpo. Él tiene cuerpo ahora, un cuerpo glorioso, testificado por el apóstol Juan (Apocalipsis 1:12-16), y cuando venga en nubes de gloria, vendrá en ese cuerpo glorioso.

Filipenses 3:21 “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Zacarías 14:3-4 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

Él vendrá en Poder de Gloria—a diferencia de Su primera venida, Su verdadera naturaleza será ocultada. Él vendrá a la cabeza del ejército celestial, como el soberano conquistador que Es.

Tito 2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

Mateo 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Ver Apendice 7 para estudiar las preguntas y proyectos del Capitulo 5

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