El Diario del Pastor en la Red, Ed. Esp., Edición 11, primavera 2014
Un ministerio de…
Autor: Dr. Roger Pascoe, President,
Email: [email protected]
I. Preparación Para Predicar: Seleccionar Textos Y Temas, Pt. 2
Continuemos con la discusión sobre el tema “Preparación para Predicar: Seleccionando Textos Y Temas” el cual comenzamos la vez pasada (edición invierno 2014) en donde dijimos que cubriríamos aspectos de este tema como se muestra a continuación…
A. Planeación de sermones – las deliberaciones y las ventajas (Edición invierno 2014 de este diario).
B. Algunos principios bíblicos para seleccionar textos y temas.
C. Algunos procedimientos de ayuda en la selección de textos.
En esta edición de El Diario NET del Pastor, me gustaría hablar sobre algunos principios bíblico y algunas buenas prácticas en la selección de textos y temas para predicar.
B. Algunos principios bíblicos para seleccionar textos y temas.
En el discurso de despedida de Pablo a los ancianos en Éfeso (Hechos 20.28-30), él expone por lo menos tres principios que rigen un ministerio de predicación para desempeñar fielmente nuestra responsabilidad de “anunciaros todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:27).
B1. Un principio para el alcance de tu ministerio de predicación. Pablo expone el principio bíblico sobre la naturaleza y el contenido sobre lo que tenemos que predicar. En Éfeso, Pablo predicó mensajes evangelísticos (20:21, 24-25) y mensajes edificantes (20:20). En resumen, la predicación de Pablo cubrió lo que él llama “todo el consejo de Dios” (20:27), el cual, podríamos decir, es el principio general para un ministerio de predicación.
Pablo no nos describe el contenido o exactamente lo que significa, “todo el consejo de Dios,” pero evidentemente comprende el alcance completo y la enseñanza integral de las Escrituras – la totalidad de la verdad revelada de Dios.
Sin duda, todo el consejo de Dios incluye hablar (a) “del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.” (20:21); (b) de “el evangelio de la gracia de Dios” (20:24); y de (c) “el reino de Dios” (20:25). En otras palabras, probablemente incluye tanto mensajes evangelísticos, como mensajes para la edificación, la exhortación y el consuelo (1 Cor. 14:3).
Predicar todo el consejo de Dios equivale al pleno cumplimiento de nuestra obligación como predicadores. El punto de Pablo parece ser que, sea cual fuere el contenido o la naturaleza de su predicación, él había llevado a cabo completamente y con fidelidad sus responsabilidades de modo que afirmaba: “estoy limpio de la sangre de todos (20:26). Él ni había sido negligente en su predicación, ni tampoco había eludido declararles ciertas verdades, sea que, con agrado o no, hubieran sido recibidas o rechazadas por ellos. Él había “dejado atrás (en Éfeso) un mensaje y una instrucción integral que permitiría un crecimiento posterior de la iglesia en el futuro (v. 32)” (Stephen F. Olford, con David L Olford, “Anointed Expository Preaching,” 82).
Por tanto, para predicar todo el consejo de Dios, tenemos que…
(a) Predicar fielmente. Esto significa asegurarnos que nuestra predicación tenga anchura (alcance). Que esta esté completamente comprometida a declarar todo el consejo de la palabra del mensaje de Dios.
(b) Predicar integralmente. Esto significa asegurarnos de que la predicación tenga amplitud. Que contenga la totalidad de la verdad bíblica (“todo” el consejo) para (i) edificar (enseñar) a la iglesia, (ii) exhortar a la iglesia, (iii) amonestar a la iglesia, (iv) fortalecer a la iglesia, (v) hacer crecer la iglesia.
Cuando tu predicas “todo el consejo de Dios,” predicarás integralmente sobre aquello en lo que instruirás a los creyentes en la verdad de Dios y así los edificarás en “su más santísima fe”, e invitarás a los no creyentes al arrepentimiento. La Palabra de Dios es aplicable y efectiva para todas las personas en todas las situaciones (cf. 2 Tim. 3:14-17)
(c) Predica a fondo. Esto significa asegurarte de que tu predicación tenga profundidad. Sé metódico y sistemático en tu predicación. Investiga su significado con cuidado. Asegúrate de saber de qué estás hablando. Sé preciso. Presta atención al detalle.
(d) Predica de forma proporcional. Esto significa asegurarte de que tu predicación tenga balance de modo que (i) no favorezcas ciertos temas o textos más que otros, (ii) expongas el panorama completo de la verdad Escritural, (iii) declares lo que es necesario, no necesariamente lo que se quiere oír. Esto significa buscar la Escritura correcta para la ocasión por medio de la dirección del Espíritu Santo.
Esto, es entonces, un principio bíblico para el alcance de tu predicación. Luego está…
B2. Un principio para practicar lo que predicas. Tu predicación y enseñanza no tendrá ningún poder a menos que no esté apoyada con tu ejemplo personal. Por tanto…
a) Practica la humildad personal. Pablo dice que él andaba “sirviendo al Señor con toda humildad,” (20:19).
b) Practica la responsabilidad pastoral. Pablo dice: “no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.” (20:31). Tenemos responsabilidades pastorales que incluyen el amonestar a las personas.
c) Practica la integridad personal. “Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.” (20:34). En otras palabras, Pablo no estaba en el ministerio por el dinero o por beneficios personales, sino que él proveía para sus propias necesidades y para aquellos que ministraban con él.
El tercer principio para seleccionar un texto y un tema es…
B3. Un principio para desarrollar líderes a través de tu predicación. Lo que predicas y enseñas tiene un impacto directo en el liderazgo de tu iglesia – en su espiritualidad, estilo, entrenamiento, consejería, etc. Preparar a los líderes de la iglesia, de acuerdo con el apóstol Pablo, incluye…
(a) Designarlos (20:28).
(b) Instruirlos (20:28-31).
(c) Exhortarlos (20:31).
(d) Encomendarlos con la responsabilidad de pastorear a la iglesia (20:32).
Cuando predicas todo el consejo de Dios y lo practicas en tu propia vida, irás muy lejos en la preparación y entrenamiento de otros lideres al instruirlos en todo el consejo de Dios, y al demostrarles cómo poner las Escrituras en práctica en sus propias vidas.
Conclusión. Si predicas todo el consejo de Dios, tu predicación tendrá un impacto profundo en tu iglesia, organización misional, u otro ministerio cristiano. Dejarás un legado perdurable. Fortalecerás tu organización en la verdad. Capacitarás líderes para dar supervisión piadosa. Como resultado, ni te avergonzarás, ni te arrepentirás de lo que predicas.
Además de estos principios bíblicos para seleccionar textos y temas, permítanme sugerir...
C. Algunas prácticas útiles para la selección de textos y temas.
C1. Selecciona tus textos y temas en oración. La oración es la única base sólida al seleccionar textos y temas. La oración salvaguarda de los peligros y preocupaciones de los planes de predicación – en concreto, de que sean en la carne y no en el Espíritu. La planeación ministerial que es hecha en oración reconoce y se inclina ante la soberanía de Dios y ante el liderazgo del Espíritu Santo.
Asegúrate de establecer planes bajo la autoridad del Espíritu. Sea que prediques mensaje a mensaje, seria a serie, o si tu planeas la predicación trimestral, anual, o basada por tema o temática, los sermones tienen que ser planeados en oración bajo la guía del Espíritu Santo.
Asegúrate de sacar tiempo para esto. Hazlo una prioridad. Sé intencional en orar sobre qué deberías predicar las próximas semanas, o el próximo año, o la próxima temporada (p.ej. Navidad o Pascua). Espera en Dios – mantente abierto a Su dirección para una serie o un mensaje individual.
C2. Selecciona tus textos y temas de acuerdo a las prioridades reconocidas. El proceso de planeación comienza con establecer prioridades en tu iglesia. Los líderes de la iglesia necesitan establecer un plan para la congregación como un todo y para grupos pequeños dentro de la congregación basada en ciertas prioridades y metas que identifique en oración para afrontar las necesidades de la iglesia. Muchísimas iglesias no tienen planes ministeriales de predicación y de enseñanza. Luego se preguntan por qué las personas son espiritualmente inmaduras, o iletradas en la biblia.
Las prioridades siguientes comienzan en el centro de círculos concéntricos que se expanden cada vez más…
(a) Establezca Prioridades Bíblicas
Prioridad Bíblica #1: Predica a Cristo. Este es el tema central de la Biblia. Pablo dijo, “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado,” (1 Cor. 1:23; 2:2; cf. Col. 1:28) – a saber “el evangelio” (Rom. 1:16). Este es el foco de toda la Biblia y, por lo tanto, todo sermón tiene que estar relacionado con este tema de una u otra forma.
Prioridad Bíblica #2: Predica La Fe. Esto se refiere a la doctrina central de Biblia – a saber, la verdad del evangelio, “la fe encomendada una vez por todas a los santos. (Judas 3); el paquete definido de verdades que constituyen la esencia de la creencia cristiana. Puedes hacer una lista de estas doctrinas centrales sacada de la biblia o de libros de teología sistemática, o de tu propio estudio de las Escrituras.
Prioridad Bíblica #3: Predica las Escrituras. La selección de texto tiene que prestar atención a todo el consejo de Dios, al alcance completo de la Escritura. Puede que no puedas predicar toda la Biblia durante tu vida, pero el punto es que prediquemos el Nuevo y el Antiguo Testamento, estudios de carácter, doctrinas, narrativas históricas, Escrituras proféticas, literatura de sabiduría, epístolas, evangelios, etc., teniendo en cuenta la diversidad y profundidad de las Escrituras.
(b) Establece Prioridades Prácticas. La selección de texto es afectada por las realidades que ocurren durante el día a día. Por eso, no hay un patrón establecido a seguir, más que el hecho de que apliques las prioridades bíblicas para predicar a las prioridades prácticas del ministerio -es decir, relaciona la realidad de lo que está sucediendo en tu congregación u organización con las responsabilidades de predicar.
Esto dependerá de (a) tu ministerio (es decir, jóvenes, adultos, evangelismo, etc.), (b) tu don (predicación profética, predicación evangelística, etc.), y (c) el tipo de oportunidades que tienes de predicar (servicios del domingo en la mañana, funerales, bodas, etc.).
Esto une tres componentes: (a) el don que Dios te ha dado, (b) el ministerio al cual Dios te ha llamado, y (c) el mensaje que Dios te ha dado.
II. Liderazgo: Ser Un Modelo A Seguir
“Tu Entrega Personal Al Espíritu Santo,” Pt. 1
Los líderes tienen que ser personas llenas del Espíritu y guiadas por el Espíritu. A menudo hablamos sobre la “llenura del Espíritu”, pero ¿qué significa en realidad ser lleno del Espíritu? Y ¿cómo se ve eso en realidad? ¿cómo obtienes esta llenura y qué diferencia hace en tu vida? ¿cómo actúa, habla, piensa, etc., una persona llena del Espíritu, respecto a otros?
Para dar respuesta, vamos a Efesios 5, pero antes de hacerlo quiero que notes la importancia del sujeto del Espíritu Santo para Pablo en Efesios. Él habla sobre (1) el sello del Espíritu (1:13), (2) la morada del Espíritu (2:22), (3) la fortaleza del Espíritu, (3:16), (4) la unidad del Espíritu (4:3), (5) la pesadumbre del Espíritu (4:30), y (6) la llenura del Espíritu (5:18).
Más a fondo, Pablo enfatiza en Efesios el asunto de la “llenura” o “plenitud” – (1) el cumplimiento de los tiempos (1:10); (2) la plenitud de la iglesia, el cuerpo de Cristo (1:23); (3) la plenitud de Dios (3:19); (4) la plenitud de Cristo (4:13); (5) la plenitud / llenura del Espíritu (5:18).
La palabra en griego es πληρωμα que puede ser activa o pasiva. Activa, se refiere a lo que llena, llenar hasta el tope. Pasivo, se refiere a lo que ha sido llenado o completado, lo que está por llenarse. Plenitud, cuando Pablo usa esta palabra, habla de lo que está lleno de algo, o de lo que se lleva a la plenitud o el completamiento, la suma total, la medida completa, la abundancia (cf. Rom. 11:25; 15:29; Col. 2:9; Efe. 3:19; Juan. 1:16), o el estado de ser llenos (cf. Gal. 4:4; Hechos 13:52).
Efesios 5:18 introduce el asunto de la llenura del Espíritu en el creyente, el cual es posteriormente desarrollado hasta 6:20 para mostrar cómo se ve en varios aspectos de la vida (en la iglesia, en el hogar, en el trabajo, y en el mundo).
Este no pretende ser un estudio exhaustivo de este pasaje, pero sí darles una muestra de lo que es en principio la llenura del Espíritu y cómo se ve en la práctica. Primero…
A. El significado de la vida llena del Espíritu.
¿Qué significa ser “lleno del Espíritu”? Dice así: “No se emborrachen, pues perderán el control de sus actos. Más bien, permitan que sea el Espíritu Santo quien los llene y los controle.,” (5:18) (versión TLA). El contexto es que las personas imprudentes, tontas, insensatas (5:15, 17) están controladas por sus pasiones (la carne), lo que a veces se manifiesta en borracheras. Por otro lado, las personas sabias, prudentes, cuidadosas (5:15), que son “entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (5:17), son controlados por el Espíritu, lo que se manifiesta en (a) unidad llena del Espíritu en la iglesia (5:19-21), (b) armonía llena del Espíritu en el hogar (5:22-6:4), (c) cooperación llena del Espíritu en el lugar de trabajo (6:5-9), y (d) victoria llena del Espíritu en el mundo (6:10-20).
Entonces, ¿cuál es la conexión entre estar “embriagados” y ser “llenos del Espíritu”? Es un contraste entre la intoxicación espiritual y la alcohólica, ambas son el resultado de estar bajo el control de un poder externo. Tiene que ver con quién está al control de nuestras vidas. Las personas borrachas viven imprudentemente, controladas por el poder del alcohol. Las personas espirituales viven con cuidado, controladas por el poder del Espíritu.
Todos los borrachos indican que están bajo la influencia de un poder distinto al propio – que están fuera de control, por la manera en que caminan, hablan, miran, y piensan. Todo en las personas llenas del Espíritu, por otro lado, indica que están bajo una autoridad más poderosa que ellos mismos - que son ellos los que están en control de la manera de caminar, hablar, mirar y pensar.
Los borrachos, por medio de la embriaguez, tienen alegría momentánea, olvido temporal, alivio temporal de la realidad, pero ello pronto se desvanece hasta que empieza una y otra y otra vez. Las personas llenas del Espíritu, por otro lado, no tienen que estar buscando felicidad porque la tienen. No necesitan un sustituto falso, ellos tienen la felicidad real. No están borrachos – están llenos. No están bajo la influencia del vino, sino bajo la influencia del Espíritu. El Espíritu de Dios los llena con una alegría y una paz que sobrepasa todo entendimiento – sus vidas rebosan con ello.
Gramaticalmente, la frase “permitan que sea el Espíritu Santo quien los llene y los controle” nos dice que:
a) Está en plural – dirigida a toda la iglesia, nos incluye a todos nosotros.
b) Está en imperativo – una orden, una obligación, no es una opción.
c) Está en voz pasiva – el Espíritu Santo nos llena, no nosotros a nosotros mismos. Esta es una construcción gramatical peculiar. ¿Cómo podemos obedecer una orden en voz pasiva? Es ambas, un pasivo y una orden en el sentido de “permitan que sea el Espíritu Santo quien los llene…”. Tenemos que permitir que el Espíritu Santo lo haga y de ninguna manera alguna ser un estorbo para que lo haga. Es imperativo ya que tenemos y podemos responder a ello – no es algo que ocurre sin nuestro esfuerzo o acción. Pero es pasivo ya que es algo que hace el Espíritu Santol
d) Está en presente continuo – “sean llenos.” Hemos sido “sellados con el Espíritu” de una vez por todas, pero tenemos que estar llenos continuamente al vivir de acuerdo con los principios, prácticas, y programas del nuevo hombre.
Entonces, ¿qué significa ser lleno del Espíritu? ¿Cómo se ve esto en realidad?
A1. Lo que no es llenura del Espíritu. La llenura del Espíritu no es ningún tipo de fenómeno emocional, dramático – esto es, caer al piso, retorcerse, o hacer sonidos extraños. No es una segunda bendición seguida a la conversión, como algunos creen. No es una experiencia momentánea de discursos o visiones de éxtasis. No es un proceso progresivo por el cual gradualmente recibimos más de Él hasta que estamos llenos de Él. ¡No! Todos los creyentes lo poseen plenamente (no en parte, como si Él se pudiera dividir – ver Jn. 3:34)
No es lo mismo que cuando “el Espíritu de Dios habita en vosotros,” ya que en todos los creyentes habita el Espíritu desde el momento de la salvación (Rom. 8:9). No es lo mismo que “el bautismo en el Espíritu”, dado que todos los creyentes son bautizados con el Espíritu en el momento de la conversión, cuando nos volvemos parte del cuerpo de Cristo. No es lo mismo que ser “sellados con el Espíritu”, ya que esto es también un hecho consumado (1:13). Nunca se les ordena a los creyentes ser habitados, bautizados, o sellados con el Espíritu. La única orden es “sean llenos del Espíritu”.
A2. Qué es la llenura del Espíritu. Ser llenos del Espíritu significa manifestar lo que realmente somos. Estamos sellados con el Espíritu cuanto confiamos en Cristo y manifestamos ese sello al dejarnos “llenar” de él, para que sea evidente quién controla nuestras vidas. Los discípulos fueron tan “llenos” del Espíritu en Pentecostés que todo el mundo lo supo.
Cuando Él nos llena, vivimos en la plenitud de Su presencia y Su poder. Él nos implementa para vivir de acuerdo al hombre nuevo, a estar centrados en Dios, a ser luz (5:8-14), a vivir con cuidado y a usar el tiempo sabiamente (5:15-16), a entender cuál es la voluntad del Señor (5:17), a adorar a Dios (5:19-20) y a vivir juntos en unidad (5:21).
Ser lleno del Espíritu es estar controlado por el Espíritu Santo, vivir en le poder del Espíritu, ser sensible a la operación del Espíritu, rendirnos momento a momento al Espíritu. Así como algunas personas están llenas de pena, miedo, o ira, y esas emociones controlan sus vidas, de esa manera hemos nosotros de ser llenos del Espíritu Santo de tal modo que Él tanga el control de nuestras vidas. Cuando Él nos llena, no estamos bajo nuestro propio control, sino bajo el de Él – dominados por Él, sujetos y dominados por Él.
Ser lleno de algo significa que no hay lugar para nada más. Esa es la naturaleza intrínseca de algo que está lleno, no puedes meter otra gota dentro- si pudieras, no estaría lleno. Esa es la naturaleza de estar llenos del Espíritu – no hay lugar para el ego, el mundo, o la carne.
Con lo que sea que estés lleno eso caracterizará tu vida entera. Alguien ha señalado que un cristiano lleno del Espíritu es como un guante. Un guante sin una mano dentro no tiene poder y es inútil, ya que el guante funciona solo si la mano lo controla y lo usa. El trabajo del guante es el trabajo de la mano- no puede completar ninguna actividad sin la mano, ni puede el guante llevarse el crédito o alardear sobre lo que hace. De la misma manera un cristiano que no está lleno con el Espíritu no puede lograr más que un guante que no está lleno con la mano. Cualquier cosa hecha sin el Espíritu no tiene valor (John MacArthur, Efesios, 250).
Aquí tenemos doce aspectos o evidencias de ser lleno del Espíritu…:
(1) Confiesas tus pecados.
(2) Renuevas tu mente a través de la transformación del Espíritu.
(3) mueres a ti mismo, refrenando a la carne (Gal. 5:16, 24).
(4) Presentas tu cuerpo como un sacrificio vivo para Dios (Rom. 12:1).
(5) Te centras en Dios, no en ti mismo.
(6) Eres luz, no oscuridad.
(7) Eres cuidadoso de cómo vives, no eres imprudente.
(8) Vives de acuerdo al nuevo hombre, no al viejo.
(9) Vives consciente de la presencia personal del Señor, dejando que su vida domine la tuya.
(10) Te llenas con la Palabra de Dios de manera que Sus pensamientos son los tuyos, Sus estándares son los tuyos, Su santidad es la tuya.
(11) Mantienes el ritmo con el Espíritu (Gal. 5:25); viviendo tu vida bajo su control – cada pensamiento y cada decisión.
(12) Manifiestas el fruto del Espíritu Santo el cual Él produce en ti – amor, gozo, paz, etc. (Gal. 5:22-23).
La vivencia de la llenura del Espíritu se realiza más plenamente en comunidad, cuando estamos juntos y habitamos juntos en unidad.
En pocas palabras, eso es el significado de la vida llena del Espíritu. En ediciones subsecuentes de este Diario NET del Pastor continuaremos viendo la necesidad de la vida llena del Espíritu, la realidad de la vida llena del Espíritu, y la actividad de la vida llena del Espíritu.
III. Pensamientos Devocionales
“Maná en la Mañana,” Pt. 1, ( Dr. Stephen F. Olford)
Si tú y yo discutiéramos el asunto personalmente, probablemente dirías que tener un encuentro diario con Dios a través de la Palabra y la oración es una práctica muy loable para cada cristiano.
Y tendrías razón, por supuesto. Solo que esa comunión diaria, este “tiempo quieto” con Dios, es más que una práctica loable, es absolutamente vital para una vida de espiritualidad sostenida, efectividad y amor. Es el barómetro de la vida cristiana.
Permítanme sustentar esa posición. Jesús dijo, “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mat. 4:4). Lee eso sin la comparación negativa y verás para lo que debe vivir el hombre. “El hombre vivirá por cada palabra que proceda de la boca de Dios.” Literalmente es: “El hombre debe vivir por cada palabra hablada que venga de Dios.”
Esto no significa la Biblia memorizada, ni la Biblia en tu biblioteca o en tu oficina. Es la palabra que Dios habla a tu alma en el momento a solas con Él y en la meditación. Así es como vive el hombre. Puedes tener doctrina correcta, y aun así estar espiritualmente muerto. Lo que mantiene la vida es la palabra viva de Dios que es hablada a tu alma cada día.
El tiempo quieto (a solas) es vital para la salud espiritual, sin importar que seas un cristiano maduro o te hayas acabado de convertir. (ver 1 Pedro 2:2 y Heb. 5:14).
El tiempo quieto (a solas) es vital para la limpieza espiritual. Al inicio eres limpiado por la preciosa sangre, eso es verdad, y una y otra vez tienes que venir a la cruz para restauración. Pero la limpieza del día a día es de la levadura del mundo (ver Sal. 119:9; Juan 15:3; 17:17).
El tiempo quieto (a solas) también es vital para el consejo espiritual. Nunca podrás saber los principios verdaderos que determinan una vida de santidad y rectitud sin dejar que la Palabra de Dios “habite en abundantemente en ustedes” (ver Col. 3:16 y Sal. 73:24).
El tiempo quieto (a solas) es igualmente vital para equiparte para el conflicto espiritual. El ejemplo supremo es nuestro Señor Jesucristo cuando Él se encontró con Satanás en el desierto. Estoy seguro que por cuarenta días y noches Él había alimentado su alma del libro de Deuteronomio, y pudo entonces empujar su espada desde una experiencia personal de la Palabra escrita.
Más tarde, Pablo exhortó a los creyentes de Éfeso diciendo: “Tomad también…la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. “(Efe. 6:17).
Sin embargo, a pesar de lo importante que son todas estas cosas, el mayor incentivo para que tengas un tiempo a solas con Dios cada día no es tu necesidad, a pesar de lo grande que es, sino el hecho de que Dios quiere encontrarse contigo. Por tanto, no es un mero deber. Es un privilegio y un honor.
Dios en Cristo, tu Señor, tiene un lugar de encuentro contigo. Su corazón se entristece cuando no apareces a la cita. Él espera, como lo hizo con la mujer de Samaria, beber de nuevo de tu amor, devoción y adoración (ver Juan 4:23, 24).
Les advierto que establecer un tiempo a solas con Dios nunca es fácil. Como ministro, confieso francamente que es más difícil para mí tener mi tiempo a solas ahora que al principio cuando me convertí. La razón de ello es que lo que lo valioso es costoso.
Encontrarás que los ataques más crueles del adversario se dirigirán directamente hacia robarte ese tiempo diario con tu Señor. Y tienes que defenderlo temerariamente si lo quieres conservar.
Sea cual fuere tu esfera de servicio – como pastor, maestro de la escuela dominical, misionero, o cristiano en la oficina o en el hogar – te doy pocas esperanzas de vivir victoriosamente a menos que tengas éxito en conservar tu tiempo quieto con Dios.
Pero ahora quiero volverme a algunos requerimientos específicos y prácticos que siento que son necesarios para el tiempo quieto.
Primero, necesitarás un lugar y un momento definido – que casi ni hay que decirlo- Y nunca digas que no puedes tener un tiempo quieto a solas con Dios porque no tienes un lugar o un tiempo previamente separado. Considera una vez más el ejemplo del Señor Jesús (ver Marcos 1.35).
Después, ten tu buena Biblia, una del tamaño tal que no tengas que hacer fuerza para leer. No caigas en el hábito de despertarte en la mañana, voltearte en la cama, y con los ojos llenos de sueño tratar de leer una Biblia con letra pequeña. ¡es que ni te quedes en la cama! Levántate y lávate la cara, o dúchate, para que estés completamente alerta.
Me encanta la historia de un estudiante joven en Cambridge que quería ser una luz ardiente para Dios, pero no se podía levantar en la mañana. Entonces él armó un reloj de tal forma que cuando la alarma sonaba del techo se soltaba una esponja con agua que ¡caía en su cara!
Otro imprescindible es una lista de oración o ciclo de oración, algo que te recuerde continuamente enfatizar en una petición especial en cada día. Mi esposa y yo usamos una que funciona así:
Lunes (Monday en inglés): “M” de misioneros.
Martes (Tuesday en inglés): “T” de thanksgiving (acción de gracias en inglés)– es cuando damos gracias especiales al Señor por las maravillosas respuestas a las oraciones.
Miércoles (Wednesday en inglés): “W” de workers (trabajadores en inglés).
Jueves (Thursday en inglés): “T” de tareas – nuestro trabajo en la iglesia, el ministerio que Dios nos ha dado.
Viernes (Friday en inglés): “F” de familias.
Sábado (Saturday en inglés): “S” de santos – y especialmente los cristianos jóvenes, para que Cristo sea formado en ellos.
Domingo (Sunday en inglés): “S” de sinners (pecadores en inglés) y, en particular, las reuniones evangelísticas por las que somos responsables.
Después deberías tener lo que yo llamo un cuaderno del tiempo devocional. Creo que los pensamientos de cada tiempo a solas con Dios se deberían escribir, así sea en tan solo una breve oración. Allí Dios te da algo que nunca encontrarás en ningún comentario o en ningún otro lugar – y los pensamientos vale la pena guardarlos. (Continuará la próxima vez).
IV. Bocetos de Sermones
Título: Servidumbre Verdadera (Juan 13:1-11)
Punto #1: Tenemos que entender la base de una servidumbre verdadera (1-3)
1. La base de una servidumbre verdadera es la seguridad que proviene del conocimiento (1-3)
a) El conocimiento de a dónde vamos y cómo estamos yendo hacia allá (1a-b)
b) El conocimiento de quiénes somos y cómo encajamos (3a)
c) El conocimiento de dónde hemos venido y por qué estamos aquí (3b)
2. La base de la servidumbre verdadera es la motivación que proviene del amor
a) La motivación que viene del amor se muestra en el objeto de ese amor (1c)
b) La motivación que viene del amor se muestra en el alcance de ese amor (1d-2)
Punto #2: Tenemos que demostrar el carácter de una verdadera servidumbre (4-11).
1. En la manera que nos presentamos a otros (4b-c).
2. En lo que hacemos por otros (5).
3. En la forma como nos relacionamos con otros (6-11) ...
... al ser corteses con los que se nos oponen (6-8).
... al ser pacientes con aquellos que no nos entienden (9-11).
Punto #3: Ver la edición siguiente de este Diario NET Del Pastor (Verano 2014)
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