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Lección 1:
“Que está Haciendo un Profeta Como Tú Metido en Problemas Como Estos?

Introducción

Alguien me envió una copia de esta historia, la cual parece ser cierta.1 Una pareja de ancianos se bajó del tren en Boston. La esposa vestía un vestido descolorido, su esposo un traje casero raído. Caminaron desde la estación del tren hacia el campus de la Universidad de Harvard y tomaron el camino hacia la oficina del presidente de la Universidad. La secretaria del presidente midió a la pareja en un segundo. Ella podría decir que ese tipo de personas sin sofisticación alguna no pertenecían a una institución tan renombrada como Harvard, y probablemente ni siquiera eran dignas de realizar una visita a Cambridge. Correspondió sus miradas con el ceño fruncido, del tipo de miradas que quieren enviar un mensaje. “Queremos ver al presidente,” dijo el hombre con suavidad. “El estará ocupado todo el día,” murmuró la secretaria. “Esperaremos,” respondió la dama.

Por un buen rato la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fueran. Pero no lo hicieron. La secretaria por lo tanto decidió molestar al presidente, aunque era una tarea que a ella le desagradaba hacer. “Talvez si ellos lo ven sólo por unos minutos, se irán, le sugirió ella. El presidente estaba perturbado. Alguien tan importante como él obviamente no tenía tiempo para perderlo con esa clase de gente. Pero ya que el detestaba que personas con vestidos descoloridos y trajes hechos en casa pusieran desorden en su oficina, suspiró de exasperación y asintió a su secretaria indicándole que hiciera pasar a la pareja.

El presidente, con el rostro severo, se pavoneó ante la pareja. La dama le dijo, “Tuvimos un hijo que asistió Harvard por un año. El amaba Harvard. El fue feliz aquí. Pero hace alrededor de un año, lo mataron accidentalmente. Mi esposo y yo desearíamos erigir un memorial para el, en algún lugar del campus.” El presidente no se conmovió, se escandalizó. “Madam,” dijo descortésmente, “No podemos colocar una estatua por cada persona que atiende Harvard y muere. Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.” “Oh, no,” explicó rápidamente la dama, “Nosotros no queremos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard.” Al presidente le dieron vuelta los ojos. El le dio un vistazo al vestido descolorido y al traje casero, y luego exclamó, “¡Un edificio! ¿Tienen ustedes la menor idea de cuanto cuesta un edificio? Hemos gastado cerca de siete millones y medio de dólares en la instalación física de Harvard.”

Por un momento, la dama guardó silencio. El presidente estaba complacido. Talvez ahora podría deshacerse de ellos. La dama volteó a ver a su esposo y le dijo suavemente, “¿Eso es todo lo que cuesta iniciar una Universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?” Su esposo asintió. El rostro del presidente se marchitó entre la confusión y el aturdimiento. Y así Mr. y Mrs. Leland Stanford salieron y se fueron a Palo Alto, California, en donde ellos establecieron la Universidad que ahora lleva su nombre, un memorial para un hijo por el cual Harvard ya no se preocupaba más.

La gente no es siempre lo que parece ser. En este caso, una pareja que parecía ser de poca riqueza o status resulto ser gente con posibilidades, talvez los mayores potenciales donantes que el presidente de Harvard conocería nunca. Sin embargo, debido a su rudo trato a estos dolientes padres, él no pudo beneficiarse de ninguna manera de su encuentro. El encuentro de Abimelec con Abraham fue similar, de algún modo, a la reunión de los Stanford con el presidente de la Universidad de Harvard. Abimelec no sabía realmente con quien estaba tratando. Solamente que en su caso, fue iluminado antes de que realizara alguna acción tonta o precipitada.

Este lección es la primera de una serie sobre los profetas del Antiguo Testamento. Durante cierto tiempo, espero cubrir el espacio de la historia de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento, estudiando varios períodos de la historia de Israel, y los profetas que hablaron por Dios en esa época. Ciertamente que no lograremos este objetivo rápidamente. Mi plan es comenzar desde el principio, con Abraham, el primer profeta al que se le da este título en Génesis, el primer libro de la Biblia. Desde Abraham, procederemos a Moisés, y luego a los otros profetas antiguos, profetas como Samuel, Elías, y Eliseo. Este proyecto es ambicioso, y obviamente tomara algún tiempo cumplirlo. Sin embargo, estoy convencido que es un proyecto que bien vale la pena el esfuerzo, como a continuación buscaré demostrar.

Los Profetas son Beneficiosos

Les aseguro que estudiar los profetas no solamente es beneficioso, es interesante. Permítanme sugerir algunas maneras de estudiar a los profetas que puede ser fascinante y fructífera:

Muchos de nuestros héroes—los grandes hombres y mujeres de la Biblia—fueron profetas o profetizas. Hace años, John F. Kennedy escribió un libro titulado, Profiles in Courage. Se trató acerca de personas valientes, cuyo carácter y conducta los acreditó a poseer un lugar de honor en la historia. Los profetas del Antiguo Testamento también fueron personas de valor. Muchos de ellos murieron a causa de su llamado, y la mayoría de ellos sufrieron grandemente por hablar la verdad. Como dijo Esteban,

51“Pero ustedes —siguió diciendo Esteban— siempre han sido tercos, y tienen oídos y corazón paganos. Siempre están en contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados. 52¿A cuál de los profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a quienes habían hablado de la venida de aquel que es justo, y ahora que este |justo ya ha venido, ustedes lo traicionaron y lo mataron. 53Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles, no la obedecen (Hch 7:51-53).2

Cuando estudiamos a los profetas, estudiamos a aquellos que pagaron un alto precio por su llamamiento. Ellos fueron—principalmente—los héroes de los tiempos del Antiguo Testamento. Entre estos “grandes hombres y mujeres de la Biblia”, están Abraham, Moisés, Débora, Samuel, Elías y Eliseo, y Daniel. Muchos de estos héroes son nombrados o se alude a ellos en “el salón de la fe”de Hebreos 11.

Los profetas del Antiguo Testamento nos ayudan a entender mejor el Antiguo Testamento. Recuerdo que cuando yo estaba escribiendo la tesis de mi maestría, perdí de vista mi tarea por un tiempo, pero una pequeña platica con el Dr. Bruce Waltke me puso de nuevo en el rumbo adecuado. Muy a menudo nosotros perdemos de vista “la imagen completa” de la Biblia. Tenemos la tendencia a perdernos en los detalles, perdiendo el mensaje principal. Jesús lo puso de esta manera a los Fariseos legalistas de Sus días:

23“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que separan para Dios la décima parte de la menta, del anís y del comino, pero no hacen caso de las enseñanzas más importantes de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro. 24¡Ustedes, guías ciegos, cuelan el mosquito, pero se tragan el camello”(Mateo 23:23-24).

Los profetas recordaban a los israelitas de sus días— como continúan recordándonos a nosotros—acerca de la diferencia entre “mosquitos” y “camellos.” Ellos nos ayudan a mantener los detalles en perspectiva, a la luz de una imagen mas grande en relación a los planes y los propósitos de Dios y los principios que guían a Su pueblo.

8El Señor ya te ha dicho, Oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti:

que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios. (Miqueas 6:8).

Los profetas son a la ley del Antiguo Testamento lo que la Suprema Corte supone ser a las leyes de Estados Unidos. La Suprema Corte debe aplicar e interpretar las leyes de acuerdo con la intención de los que elaboraron la Constitución de Los Estados Unidos. La tarea de los profetas del Antiguo Testamento fue ayudar al pueblo de Dios a interpretar y aplicar la ley a la luz de los propósitos que Dios tuvo para darla.

Los profetas del Antiguo Testamento instruyeron a los hombres sobre como vivir vidas piadosas, y de este modo vivir bien. Los profetas no le permiten a los hombres darse el lujo de limitar la fe bíblica a principios abstractos o a reglas impersonales. Los profetas ayudaron mostrarle al pueblo de Dios “en que lugar la goma de una llanta hace contacto directo con el camino.” Nosotros podemos ver esto ejemplificado en el ministerio de Juan el Bautista. En Lucas 3:7-14, Juan llamó al arrepentimiento a la nación de Israel, como preparación a la venida del Mesías. Su condena del pecado y su declaración de los requerimientos de justicia fueron muy específicos. Los Fariseos fueron reprendidos por suponer que sus ancestros los llevarían al cielo. Aquellos que han sido bendecidos con abundancia de posesiones terrenales fueron recordados de su obligación de compartir con aquellos en necesidad. Los colectores de impuestos fueron advertidos de no abusar de sus posiciones de responsabilidad sobrecargando al pueblo. Y los soldados fueron advertidos de no abusar de su poder extorsionando con dinero a aquellos a quienes tenían el deber de proteger.

Atendiendo a la instrucción de los profetas, el pueblo es bendecido. Esto es aun cierto con los paganos.3 Considere por ejemplo a Faraón. Yo asumo que José ministró a su propia familia, al copero, y aun a Faraón como un profeta, cuando él interpretó y/o aplicó sueños que se relacionaban con cada uno de ellos. A causa de José, Faraón terminó aún mas próspero de lo que fue después de la hambruna que vino como una calamidad nacional. Atendiendo el consejo de José, Faraón no solamente minimizó el impacto de la hambruna, terminó poseyendo la tierra y el rebaño de la gente de Egipto (excepto por los sacerdotes—ver Génesis 47:13-26). El ministerio profético de José benefició a Faraón, permitiéndole vivir bien porque él puso atención a su profecía.

Usualmente, será lo mismo para nosotros. Resistir y rechazar la voluntad y la Palabra de Dios hablada a través de los profetas (del Antiguo y del Nuevo Testamento) será nuestra perdición. Atender el mensaje de los profetas no solamente significará que viviremos vidas santas, sino que viviremos bien, experimentando la plenitud de las prometidas bendiciones de Dios. Hay muchos que buscan guía divina de otras fuentes. Consultan la astrología o a los psíquicos en relación a las opciones y las decisiones que tienen que tomar. Ellos hacen eso para su propia destrucción. Hacer caso a los profetas es para nuestro eterno beneficio.

Los profetas del Antiguo Testamento ayudan al pueblo de Dios a entender mejor el mundo en que viven. Los profetas no fueron solamente estudiosos de la Palabra de Dios, fueron estudiosos de la cultura de sus días. A pesar de que Juan el Bautista fue levantado y vivió en reclusión, tuvo una sorprendente comprensión de los pecados de la cultura de sus días. Nosotros, también, tenemos la Palabra inspirada de Dios—la “palabra profética”—la cual nos ilumina acerca del mundo en el cual vivimos:

16La enseñanza que les dimos sobre el poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no consistía en cuentos inventados ingeniosamente, pues con nuestros propios ojos vimos al Señor en su grandeza. 17Lo vimos cuando Dios el Padre le dio honor y gloria, cuando la voz de Dios le habló de aquella gloriosa manera: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” 18Nosotros mismos oímos aquella voz que venía del cielo, pues estábamos con el Señor en el monte sagrado.

19Esto hace más seguro el mensaje de los profetas, el cual con toda razón toman ustedes en cuenta. Pues ese mensaje es como una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana salga para alumbrarles el corazón. 20Pero ante todo tengan esto presente: que ninguna profecía de la Escritura es algo que uno pueda interpretar según el propio parecer, 21porque los profetas nunca hablaron por iniciativa humana; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:16-21).

Permítame intentar ilustrar como la “palabra profética” nos ilumina en relación a los eventos contemporáneos. En las pasadas semanas, un horrible drama se desarrolló en los pasillos de la escuela Columbine High School en Littleton, Colorado. Dos jóvenes verdaderamente furiosos asaltaron su escuela, armados con armas y bombas caseras. Su intención era matar tanta gente como fuera posible. En alguna medida, tuvieron éxito, aunque menor cantidad de la que ellos esperaban murieron . Alrededor del mundo, y especialmente en los Estados Unidos, las personas han estado apretándose sus manos, preguntándose como esta cosa pudo haber sucedido, por el hecho de que tales acciones son completamente inesperadas e impredecibles. ¿Lo son? ¿Conmociona a Dios ese tipo de violencia? ¿ Esta esto mas allá de lo que podemos esperar de los hombres? No debería de ser así. De hecho, esta conducta violenta esta completamente dentro de lo que deberíamos esperar de los pecadores caídos:

10. Si los pecadores quieren engañarte no se lo permitas, hijo mío!11 Tal vez te digan: “Ven con nosotros; por capricho tenderemos una trampa para matar a algún inocente cuando pase.12 Nos tragaremos vivos a los hombres honrados como se traga la muerte a quienes caen en el sepulcro.13 Tendremos toda clase de riquezas,¡llenaremos nuestras casas con todo lo robado!14 Ven y comparte tu suerte con nosotros, y comparte también nuestro fondo común.”15 ¡Pero no vayas con ellos, hijo mío! Aléjate de sus malos caminos,16 pues tienen prisa por hacer lo malo;¡tienen prisa por derramar sangre!17 Aunque no vale la pena tender una trampa si los pájaros pueden verla,18 esos hombres se tienden la trampa a sí mismos y ponen su vida en peligro.19 Tal es el final de los ambiciosos: su propia ambición los mata (Proverbios 1:10-19). “9¿Qué pues? ¿Tenemos nosotros, los judíos, alguna ventaja sobre los demás? ¡Claro que no! Porque ya hemos demostrado que todos, tanto los judíos como los que no lo son, están bajo el poder del pecado, 10 pues las Escrituras dicen: “¡No hay ni uno solo que sea justo!11 No hay quien tenga entendimiento; no hay quien busque a Dios.12 Todos se han ido por mal camino; todos por igual se han pervertido.¡No hay quien haga lo bueno!¡No hay ni siquiera uno!13 Su garganta es un sepulcro abierto, su lengua es mentirosa, sus labios esconden veneno de víbora14 y su boca está llena de maldición y amargura.15 Sus pies corren ágiles a derramar sangre;16 destrucción y miseria hay en sus caminos,17 y no conocen el camino de la paz.18 Jamás tienen presente que hay que temer a Dios.” (Romanos 3:9-18).

Nuestra cultura asume equivocadamente que los niños nacen inocentes, y que son nuestras instituciones las que los corrompen. Los expertos nos dicen que si nosotros les enseñamos a estos niños a amarse a si mismos y a tener auto estima, las cosas saldrán bien. El sistema educacional ha usurpado la tarea de conducir a nuestros hijos hacia definir sus propios valores. De tal manera que en Littleton, Colorado, aun cuando era obvio que estos jóvenes estaban determinados a causar problemas, nadie realizó un esfuerzo serio en detenerlos. Y ahora nosotros actuamos como si esta situación era totalmente inesperada, impredecible. Peor aún, muchos están ya abogando aun por dosis mas fuertes de la clase de “soluciones” que nos aseguraron que funcionarían, pero que han fallado miserablemente. Si usted le preguntara a los profetas del Antiguo Testamento acerca del problema que estamos enfrentando con nuestra juventud, nos llevarían de nuevo hacia las Escrituras del Antiguo Testamento. Ellos enseñarían que son ustedes padres los que deben enseñar a sus hijos acerca de Dios, y Su Palabra:

5“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.6“Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, 7y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, 9y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa” (Deuteronomio 6:5-9).

¿Qué sucede si un niño rehúsa escuchar y observar la palabra de sus padres? Los profetas del Antiguo Testamento apuntarían de Nuevo al Antiguo Testamento.:

18“Si alguien tiene un hijo desobediente y rebelde, que no hace caso de lo que le dicen sus padres, y que ni siquiera cuando lo castigan los obedece, 19sus padres deberán llevarlo ante el tribunal de los ancianos de la ciudad, 20y decirles: ‘Nuestro hijo es desobediente y rebelde; no nos obedece en nada, es un pervertido y un borracho.’ 21Entonces todos los hombres de la ciudad lo matarán a pedradas. Así acabarán ustedes con la maldad que haya en medio de su pueblo y, al saberlo, los israelitas sentirán temor.” (Deuteronomio 21:18-21).

Permítanme poner descanso a sus mentes en este momento. Yo no estoy abogando porque nosotros sigamos la ley en este tiempo. Lo que estoy tratando de demostrar es que la Palabra de Dios no solamente descubre la maldad que es innata en todo niño, sino que asimismo prescribe el tipo de acción apropiada para tratar con tales pecados. Es tanto una acción preventiva como prescriptiva (curativa). La Palabra de Dios nos habla de que tales cosas ocurrirán, y que debemos tratar con ellas, tanto antes como después del hecho.

Si nosotros realmente hacemos lo que la ley instruyó hacer a los Israelitas, viviríamos en un mundo muy diferente del que vivimos. Vea lo que el último versículo (Deuteronomio 18:21) dice. Matar a los rebeldes no solamente “los guardaría de la maldad,” también enviaría un mensaje muy moderado a cualquiera que fuera tentado a tomar por si mismo el camino de desobediencia. Todo Israel, dijo Dios, escucharía y temería. Inmediatamente después de la tragedia en Colorado, Colorado, crímenes copiados de este comenzaron a ocurrir alrededor de toda la nación. Ese incidente en Colorado, junto a otros arrebatos similares de violencia en nuestras escuelas que lo precedieron, fue una lección. No fue una advertencia a los rufianes jóvenes de que tal violencia sería velozmente castigada, y de que no serían permitidas mas adoración a Hitler, o rebeldes vestidos en abrigos. Fue una lección para rebeldes similares de que este tipo de violencia realmente lograba lo que ( en su desfigurado pensamiento) querían. Sugirió que alguien puede perpetrar actos de violencia y llegar a ser un tipo de celebridad. De acuerdo a Deuteronomio, la lección debió trabajar de otra manera. Cuando un joven rebelde fue apedreado hasta morir, otros verían y aprenderían a no hacer lo mismo. En Israel, si la ley de Dios era obedecida, la copia de tales crímenes sería poca y lejana.

Ahora, nos apretujamos nuestras manos con horror y frustración, como si no hubiera solución. La Biblia enseña que los padres deben instruir a sus hijos en los caminos del Señor, y que deben disciplinarlos cuando desobedecen. Enseña que la raíz del problema es una naturaleza pecaminosa, profundamente enraizada en cada niño. Nos enseña a esperar el tipo de conducta que observamos en Colorado, especialmente cuando los padres y la sociedad rehúsan asumir sus responsabilidades. Y asimismo, enseña que cuando todo los demás falla, Dios ha constituido autoridades civiles para castigar al desobediente (Romanos 13:1-7). Los siquiatras de nuestro tiempo deben estar retorciéndose las manos, pero los profetas del Antiguo Testamento no dudarían en explicar porque tales cosas están sucediendo. Ellos probablemente dirían que esto es un juicio divino sobre una nación que ha rechazado a Dios y la oración en las escuelas. Todos sabemos que cuando esta tragedia golpeó a Littleton, habían muchas oraciones siendo ofrecidas en Colorado, en las escuelas!

Los profetas nos enseñan a hacer lo mismo que ellos hacen. Mi entendimiento de los dones espirituales ha cambiado de alguna manera a lo largo de los años. Al principio, yo pensé que Dios daba a algunas personas el don del dar a fin de que puedan llevar las tremendas cargas financieras de la iglesia. Yo pensaba que los evangelistas hacían el grueso de la evangelización, y que los maestros llevaban a cabo la enseñanza. Hay alguna verdad en este punto de vista, pero el propósito de los dones espirituales va mas allá de esto. Cada Cristiano debe esta para dar, alentar, enseñar, ayudar, y evangelizar (entre otras cosas). No es la intención de que aquellos que están especialmente dotados hagan todo el trabajo en el área en la cual están dotados, a modo que aquellos quienes no están dotados de manera similar a ellos se sienten y no hagan nada en esta área del ministerio. Ellos están para enseñar a otros como hacer extremadamente bien lo mismo que ellos hacen. Yo he aprendido a dar observando a aquellos que tienen el don de dar. He aprendido a compartir el evangelio mas clara y efectivamente de aquellos que tienen el don de evangelismo. Aquellos con ciertas fortalezas son dados a la Iglesia a modo que puedan fortalecernos en nuestras áreas de debilidad. Esto significa que no podemos excusarnos a nosotros mismos de realizar ciertas actividades diciendo: “Este no es mi don” Esto significa que debemos ver a aquellos que son fuertes en estas actividades, y aprender de ellos.

Yo creo que esto se aplica asimismo a los profetas del Antiguo Testamento. Los profetas nos pueden enseñar mucho a cerca de cómo proclamar la verdad. No estoy sugiriendo que estudiar a los profetas nos ayudara a ser profetas, también. Lo que estoy diciendo es que nosotros tenemos el mandamiento de “hablar la verdad en amor” (Efesios 4:15). Somos llamados a hacer que la palabra de vida avance en un mundo que es realmente oscuro. (Filipenses 2:14-16). No hemos sido instruidos a proclamar nueva revelación a otros, sino a proclamar la Palabra que se nos ha comisionado. (Romanos 10:13-18; Efesios 5:18-19; 6:17; Filipenses 1:14; Colosenses 3:16; 1 Tesalonicenses 1:6-8; 2 Timoteo 4:2). Seguramente un estudio de los profetas nos ayudara a entender como proclamar de mejor manera la verdad. Un estudio de los profetas nos dará una mejor comprensión del “contenido” de la Biblia, y también de los “métodos” que estos comunicadores divinamente inspirados emplearon para proclamar de verdad de Dios a los hombres. Esto nos ayudará mucho al buscar la proclamación de la verdad de Dios en nuestros días.

Abraham: El Primer Profeta
(Génesis 20:1-18)

1Abraham salió del lugar donde estaba y se fue a la región del Négueb, y se quedó a vivir en la ciudad de Guerar, entre Cadés y Sur. 2Estando allí, decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó traer a Sara para hacerla su mujer; 3pero aquella noche Abimélec tuvo un sueño, en el que Dios le dijo: “Vas a morir, porque la mujer que has tomado es casada.”

4Sin embargo, como él no la había tocado, le contestó: “Mi Señor, ¿acaso piensas matar a quien no ha hecho nada malo? 5Abraham mismo me dijo que la mujer es su hermana, y ella también afirmó que él es su hermano, así que yo hice todo esto de buena fe. No he hecho nada malo.”

6Y Dios le contestó en el sueño: “Yo sé muy bien que lo hiciste de buena fe. Por eso no te dejé tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora, devuélvele su esposa a ese hombre, porque él es profeta y rogará por ti para que vivas; pero si no se la devuelves, tú y los tuyos ciertamente morirán.”

8Al día siguiente por la mañana, Abimélec se levantó y llamó a sus siervos, y les contó todo lo que había soñado. Al oírlo, ellos tuvieron mucho miedo. 9Después Abimélec llamó a Abraham y le dijo:

—¡Mira lo que nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, para que hayas traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi gente? Esas cosas no se hacen. 10¿Qué estabas pensando cuando hiciste todo esto?

Así le habló Abimélec a Abraham, 11y Abraham contestó:

—Yo pensé que en este lugar no tenían ningún respeto a Dios, y que me matarían por causa de mi esposa. 12Pero es cierto que ella es mi hermana: es hija de mi padre, aunque no de mi madre; por eso pude casarme con ella. 13Cuando Dios me dio la orden de salir de la casa de mi padre, le pedí a ella que, en cada lugar a donde llegáramos, dijera que yo era su hermano.

14Entonces Abimélec le devolvió a Abraham su esposa Sara. Además le regaló ovejas, vacas, esclavos y esclavas, 15y le dijo:

—Mira, ahí tienes mi país; escoge el lugar que más te guste para vivir.

16A Sara le dijo:

—Lo que le he dado a tu hermano vale mil monedas de plata, y eso va a servir para defender tu buena fama delante de todos los que están contigo. Nadie podrá hablar mal de ti.

17Entonces Abraham oró a Dios, y Dios les devolvió la salud a Abimélec y a su esposa. También sanó a sus siervas, para que pudieran tener hijos, 18pues por causa de Sara, el Señor había hecho que ninguna mujer de la casa de Abimélec pudiera tener hijos.

Esta es una historia bastante inusual, ¿o no lo es ? Abraham y Sara se fueron a la tierra de Guerar (Gerar), en la parte Sur de Palestina, al sur de Gaza, y no lejos del Mar Mediterráneo. En este lugar Abraham hizo pasar de nuevo a Sara su mujer como si fuera su hermana. Abimelec, rey de Gerar, tomó a Sara, con la intención de hacerla su esposa. Dios despertó a Abimelec con un sorprendente sueño, en el cual le informó que Sara era la esposa de Abraham, y que sería hombre muerto si la tocara. Abimelec confrontó entonces a Abraham, aunque con mucho cuidado, porque Dios había informado a este rey que Abraham era un profeta. Abraham dio una excusa patética por su conducta, y oro por la sanidad de Abimelec y de todo su pueblo, para que ellos pudieran concebir hijos de nuevo. Abimelec concede entonces a Abraham y a Sara el permiso de morar en su tierra, bajo su protección.

Es en medio de la revelación de Dios a Abimelec que El informa a este rey que Abraham es un profeta. De esta historia, nosotros podemos aprender algunas lecciones importantes acerca de los profetas. Permítanme apuntar hacia algunas de estas lecciones:

Abraham, el profeta, mintió a Abimelec. No podemos negarlo; Abraham mintió. Abraham hizo pasar a su esposa como si fuera su hermana. Aunque era su medio-hermana, ¡la verdad importante que Abraham escondió fue el hecho de que ella era su esposa! Si Sara solamente hubiera sido la hermana de Abraham, hubiese sido elegible para casarse con Abimelec. Como esposa de Abraham, de ninguna manera era elegible. Abraham mintió, y cuando fue confrontado con su mentira, el argumentó nimiedades en relación a tecnicismos, y falló en confesar su pecado. Abraham, el profeta, mintió.

Abraham, el profeta, era un mentiroso. Decir que Abraham mintió a Abimelec en esta ocasión no es suficiente. Abraham había hecho esta mentira su practica habitual. El había, por supuesto, mentido a Faraón de la misma manera, muchos años antes de esto (Génesis 12:10-20). Ahora, leemos en Génesis 20 que el ha mentido de nuevo. Pero por medio del mismo Abraham nos damos cuenta que esto era lo que hacía a todo lugar que el iba (Génesis 20:13). Mentir acerca de Sara había llegado a ser su estilo de vida.

Abraham, el profeta, involucró a su esposa en su estilo de vida de mentir. No fue solamente Abraham quien mintió a Faraón y a Abimelec; Sara también mintió. Abraham había conspirado con Sara para mentir adondequiera que fueran. No fue Sara quien propuso este engaño sino Abraham. Sin embargo, ella accedió a hacerlo.

Abraham, el profeta, busco minimizar y racionalizar su pecado de mentirle a Abimelec. En efecto, el dice a Abimelec que el sintió que tenía que mentirle porque este rey y a su pueblo eran paganos. El dice a Abimelec que pensó que “no había temor de Dios en este lugar.” Para Abraham una cosa era decir la verdad en donde los hombres eran civilizados, pero en esta tierra “abandonada de Dios” (en su mente) ¿qué mas podía hacer? Después de haber tratado sin éxito de transferir algo de la culpa por su engaño a Abimelec y al pueblo de Gerar, Abraham busca minimizar su pecado clamando que sus palabras fueron parcialmente ciertas. Es como si Abraham hubiera querido dicho, “Bien, todo depende de cómo usted defina la palabra ‘hermana.’” Sara era su media-hermana, así que ¿no hacían acaso este hecho sus palabras una media verdad? Realmente no. El asunto no era si Sara estaba relacionada de alguna manera con Abraham, sino que ella era su esposa. Clamando que Sara era su “hermana,” Abraham estaba implicando también que ella no era su esposa. Uno no abandona la historia sintiéndose bien con Abraham. Sus palabras suenan mas como lamento que como arrepentimiento.

La mentira de Abraham era debida a su falta de fe en Dios. La “ética situacional” no es un invento moderno. Abraham practicó “ética situacional” en sus días. Abraham concluyó que “no había temor de Dios” en ese lugar, y de este modo razono que Dios no tenía capacidad para guardarlo a él, y a Sara. La falta de fe de Abraham lo llevó a concluir que el tenía que acudir a métodos paganos (el engaño) a fin de sobrevivir. En esta situación, Abraham razonó que tenía que mentir. Era su única manera de sobrevivir. Abraham ciertamente muestra aquí, carencia de fe.

Que irónica es esta historia. ¿ Abraham piensa que porque ellos están en este lugar distante, y pagano no hay allí “temor de Dios”? ¿Concluye el que esta distancia acorta el brazo del soberano Dios? Dios sella todo vientre sobre la tierra, y atemoriza los corazones de Abimelec y su pueblo. La mano de Dios ciertamente no se había acortado por la distancia.

Desde un punto de vista humano, la mentira de Abraham puso en riesgo la “semilla” de Abraham. Hay aun una trasgresión mas seria aquí. Veinte años antes, Abraham había mentido al Faraón y le fue enseñada una dolorosa lección. Pero cuando mintió esta ves fue peor. El debió de haber aprendido esta lección anteriormente, después de su dolorosa experiencia en Egipto. Pero adicionalmente a esto, Dios había hecho recientemente una promesa muy especifica a Abraham y Sara, la cual las acciones de Abraham parecen poner en riesgo.

20En cuanto a Ismael, también te he oído, y voy a bendecirlo; haré que tenga muchos hijos y que aumente su descendencia. Ismael será el padre de doce jefes importantes, y haré de él una nación muy grande. 21Pero mi alianza la mantendré con Isaac, el hijo que Sara te va a dar dentro de un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se fue de allí. (Génesis 17:20-22, el énfasis es mío)9

Al terminar de comer, los visitantes le preguntaron a Abraham: —¿Dónde está tu esposa Sara? —Allí, en la tienda de campaña —respondió él. 0Entonces uno de ellos dijo: —El año próximo volveré a visitarte, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo. Mientras tanto, Sara estaba escuchando toda la conversación a espaldas de Abraham, a la entrada de la tienda. 11Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de tener sus periodos de menstruación. 12Por eso Sara no pudo aguantar la risa, y pensó: “¿Cómo voy a tener este gusto, ahora que mi esposo y yo estamos tan viejos?” 13Pero el Señor le dijo a Abraham: —¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que puede tener un hijo a pesar de su edad? 14¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? El año próximo volveré a visitarte, y para entonces Sara tendrá un hijo. (Génesis 18:9-14, el énfasis es mío).

Génesis 20 debe haber ocurrido poco después de la promesa que Dios hizo a Abraham y Sara en el capítulo 18. Si esto es así, entonces Abraham y Sara sabían ahora con certeza que Dios le daría un hijo. Abraham sería el padre biológico, y Sara la madre biológica. La “simiente” prometida no sería un hijo nacido de Agar (Génesis 16), ni el niño de una esclava (Génesis 15:3). El tiempo de Abraham y Sara estuvieron en Gerar debe haber sido el tiempo cuando Sara concebiría. Y sin embargo, precisamente en este tiempo, Abraham hace pasar a su esposa como si fuese su hermana, y como resultado tiene que Sara esta a punto de encontrarse en la habitación para luna de miel con Abimelec, en lugar de estar en la cama de Abraham. Sabiendo lo que Abraham ahora sabía (que el y Sara estaban a punto de concebir el hijo de la promesa), la mentira de Abraham es todavía mas increíble.

La mentira de Abraham puso las vidas y el bienestar de muchos otros en riesgo. En engaño de Abraham puso ciertamente a su esposa en riesgo. Y, tal como hemos mostrado, ciertamente parece haber puesto la simiente de la promesa en riesgo. Pero su mentira tuvo un impacto adverso sobre la gente de Gerar. Abraham estaba llamado a ser una bendición para “todas las familias de la tierra”:

1Un día el Señor le dijo a Abram: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar. 2Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros. 3Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.”; (Génesis 12:1-3, el énfasis es mío).

La mentira de Abraham no fue de “bendición” para Abimelec y su pueblo. Los puso en riesgo. Dios dijo a Abimelec que estaba casi muerto por tomar a la mujer de Abraham. Algo paso a todas las mujeres de la tierra quienes no tenían la capacidad de concebir. Adicionalmente, Dios hizo algo a Abimelec.4 Yo creo que Dios lo incapacitó sexualmente. Esto no solamente significó que Sara sería incapaz de concebir, significó que Abimelec y Sara nunca tuvieron sexo, nunca podrían tenerlo! Que maldición fue la presencia de Abraham para esta gente. Solamente cuando Abraham comenzó a comportarse como el profeta que era resulto ser beneficioso a la gente de Gerar.

De esta historia de Abraham y Sara podemos ver varios principios, los cuales se aplican a todos los profetas. Permítanme concluir identificando algunos de ellos:

Los profetas no son perfectos, y no siempre son piadosos. Debería ser innecesario decir esto, pero desafortunadamente se asume a menudo que la prosperidad de uno, los dones espirituales, o el oficio religioso es prueba del estatus de espiritualidad de alguien. En Corinto, se asumía que el poseer ciertos dones espirituales lo hacían a uno mas piadoso que aquellos que poseían otro tipo de don. Los fariseos asumieron que la riqueza era una prueba de piedad. Y de una manera similar, se asume a menudo que cualquiera que es profeta debe ser mas piadoso que alguien que no lo es. Esta es la razón por la cual estamos tan ansiosos de que Jonás se arrepienta en el libro de Jonás, aunque el no lo hace. Es por eso que nos gusta pensar que Balaam es un creyente, cuando es virtualmente cierto que no lo es. Sabemos que Caifás profetizó acerca de la necesidad de la muerte de nuestro Señor, y ciertamente el no era un creyente (Juan 11:49-52). Es por esa razón que nosotros encontramos incomodo que Abraham es llamado tanto mentirosos como profeta en el mismo capítulo. Los profetas son personas,5 y por eso sabemos que ellos no son perfectos. Sabemos que Dios escoge a lo débil y tonto de este mundo para confundir a lo sabio (1 Corintios 1:27-28), así que ¿porque nos impactaría que algunos profetas no son todo lo que quisiéramos que fueran? Los profetas son personas, los profetas no son perfectos. También vemos esto con Miriam, quien es una profetisa. (Éxodo 15:20).

No todo lo que dicen los profetas correcto. Hay también la tentación de asumir de que todo los que viene de la boca de un profeta es verdad. Este no es el caso. Los profetas no están constantemente inspirados, para que cada palabra que hablan amerite un “Así dice el Señor…” Abraham no hablo la verdad acerca de su mujer, Sara. El no fue totalmente sincero con su engaño. Natán, el profeta, se equivocó cuando dio a David el “sigue adelante” en relación a la construcción del templo. (ver 2 Samuel 7:1-17). Si preguntáramos a la mujer de cada profeta, lo primero que nos dirían es que su marido no esta siempre en lo correcto.

No todo lo que los Profetas piensan es siempre correcto. Abraham pensó que en Gerar no había temor de Dios. Se equivocó. Pensó que si no mentía acerca de Sara, sería asesinado, y su tomarían a su esposa. Una vez mas, Abraham estaba equivocado. Abraham pensó que su esposa Sara lo salvaría al mentir acerca de su identidad. De nuevo, Abraham estaba equivocado. Los pensamientos de Abraham acerca del futuro no estaban basados en la fe sino en el temor. Las declaraciones y opiniones de un profeta no son siempre correctas. Un profeta esta en lo correcto cuando esta bajo el control del Espíritu Santo, de este modo Dios esta hablando directamente a través del profeta.

Los Profetas no solamente hablan a los hombres de parte de Dios, también hablan a Dios por parte de los hombres. Cuando Dios se comunicó con Abimelec, lo hizo directamente—o sea, a través de sueños—y no a través de Abraham. Dios no dijo a Abimelec, “Abimelec, tengo un mensaje para ti, y te lo comunicaré a través de Abraham. Pregúntale a él lo que tengo que decirte.” Abraham transmitió pocas verdades a Abimelec, pero le dio un montón de excusas. Cuando Dios introdujo a Abraham como profeta, fue porque tuvo una tarea profética que darle. Esta tarea profética no fue el hablar a Abimelec en nombre de Dios, sino el hablar a Dios en nombre de Abimelec.

Vemos a Abraham mas tarde haciendo precisamente esto, en Génesis 18, cuando intercedió por los justos en Sodoma y Gomorra. Ahora vemos como Abraham intercede con Dios para obtener la sanidad de Abimelec y su pueblo. Lo vemos en Daniel, quien ora por la restauración de su pueblo (Daniel 9:1-19). Lo vemos cuando Elías oró—primero para que cesara la lluvia, y luego para las lluvia comenzaran (ver James 5:16-18). Lo vemos cuando Moisés intercedió por los israelitas (Éxodo 32:11-14). Los profetas hablan a los hombre de parte de Dios, pero también le hablan a Dios por parte de los hombres. Ellos son intercesores; ellos son, al menos en cierto sentido, mediadores.

Conclusión

En esta lección introductoria, hemos intentado mostrar porque un estudio de los profetas es beneficioso. Los profetas no son solamente “voceros”, son “videntes” (1 Samuel 9:9)—ello ven las cosas mas claramente, y de esta manera nos capacitan a nosotros para ver las cosas espirituales mas claramente también. Ellos no solamente le hablan a los hombres en nombre de Dios, ellos hablan a Dios a favor de los hombres. Ellos están lejos de ser perfectos, y cada palabra que dicen no es un: “Así dice el Señor…” Ellos tienen mucho que decirnos a nosotros, y podemos aprender de ellos, tanto del contenido como de sus métodos de comunicación.

Para concluir, me gustaría hacerlo haciendo una pregunta final: “¿Porqué Dios se identificó con Abraham aquí?, y ¿Porque Dios escogió identificarse con Abraham como Profeta en este momento?” Odio admitirlo, pero si yo hubiese sido Dios, me hubiera quedado callado. No hubiera hecho cargo de que Abraham era uno de mis santos. Y mas que todo ciertamente que no hubiera indicado a Abimelec que Abraham era profeta . ¡Imagínelo! En el mismo momento que Abraham mostró a si mismo ser un mentiroso, Dios lo llama profeta. ¿Porque Dios escogió identificarse con un pecador delante de un rey pagano?

Dios no se identificó con Abraham porque había tenido una buena vida o porque había hablado con la verdad. Dios se identificó con Abraham para poder salvarlo, por causa de su pecado. Abraham mintió a Abimelec. El había engañado a este rey. El puso a Abimelec y a todo su pueblo en riesgo. Para estar a mano, seguramente yo podría decir que Abimelec hubiera matado a Abraham por su maldad. Una cosa evitó que fuera así—Dios se identificó con Abraham. Dios dejó claro que Abraham era de los suyos, y que cualquier daño que se le hiciera a Abraham o a su esposa tendría serias repercusiones. Fue la identificación de Dios con Abraham la que lo salvo de las consecuencias de sus pecados.

Llegando mas lejos, ¿porque Dios escogería identificarse con los pecadores? Pero esto es exactamente lo que El hizo en la persona de Jesucristo, cuando la segunda persona de la Trinidad se hizo carne, añadiendo una humanidad sin pecado a su no disminuida Divinidad. El escogió identificarse con nosotros en nuestro pecado para salvarnos. Nuestro Señor llevó la cargo de nuestros pecados personalmente, cuando murió en la cruz del calvario. Solamente a través de nuestra identificación con El es que nosotros somos salvos de la pena de nuestros propios pecados. Nuestro Señor Jesús no fue solamente un profeta; El fue El Profeta. El es quien ha hablado final y completamente a los hombres de parte de Dios. Es El quien actualmente en los cielos, hablando a Dios a favor de los hombres. ¿Ha confiado usted en El como su Salvador? El no solamente habla la verdad; El es la verdad, el camino, y la vida. Nadie viene al Padre en el cielo sino excepto a través de El (Juan 14:6).


1 He tenido diferentes respuestas a esta introduccion, apuntando al hecho de que el sitio web oficial de la Universidad de Stanford tiene una explicacion diferente del origen de la Universidad. Yo no tuve la oportunidad de verificar la exactitud de la historia que aqui he dado, porque llego a mis manos como un mensage por e-mail sin documentación. El lector debe por lo tanto asumir que esta historia es ficticia, a menos que sea verificada.

2 En esta lección, se ha utilizadó la versión Dios habla Hoy de las Sociedades Bíblicas Unidas. A menos que se diga lo contrario.

3 O, de aquellos que inicialmente fueron paganos, como Nabucodonosor, quien parece haber venido a la fe a traves del ministerio de Daniel. (ver Daniel 3:1–4:37).

4 En Génesis 20:17, leemos que Dios sanó a Abimelec, a su esposa, y a sus sirvientes. De este modo, debo concluir que mientras la afliccion ordenada divinamente evito que las esposas en Gerar concibieran, tambien evito que Abimelec tuviera relacione sexuales..

5 Bueno, normalmente son personas, pero no olvidemos el asna de Balaam, a traves de la cual Dios le hablo a su amo. (ver Números 22:21-30).

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